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domingo, 16 de diciembre de 2007

Adviento: cambios necesarios.


En estos días hemos recibido la carta que los obispos cubanos envian a la Iglesia para la commemoración de la Navidad. De esa carta hemos tomado un fragmento para este Tercer Domingo De Adviento.


"Este año estamos celebrando diez años de que en Cuba se volviera a conmemorar oficialmente el Día de Navidad, declarándolo feriado nacional. De esta manera nos sentimos unidos a los pueblos latinoamericanos, con los cuales compartimos las mismas raíces culturales cristianas, en una de las tradiciones y celebraciones más antiguas y genuinas de América Latina y El Caribe.
La ausencia por casi tres décadas de la celebración de la Navidad de manera oficial, unida a otros obstáculos de diversa índole, hicieron que más de una generación desconociera el sentido religioso, esperanzador y humano de esta fiesta. Hoy constatamos que la celebración de la Navidad recibe cada día más acogida entre las personas y las familias, lo cual revela un anhelo que perduró en el alma de nuestro pueblo. En este sentido también nos alegramos porque, a partir de este año, nuestros niños y jóvenes podrán disfrutar de vacaciones escolares por Navidad y Fin de Año. Esto contribuye al bien de nuestra nación
No podemos olvidar que el Papa Juan Pablo II, haciéndose eco de este deseo de nuestro pueblo y de la Iglesia, solicitó al gobierno de Cuba que la Navidad volviese a ser celebrada como un día feriado. Justamente, el próximo año, celebraremos el décimo aniversario de su visita. Él vino como «mensajero de la verdad y la esperanza». Su presencia entre nosotros fue una bendición para todos. Fue recibido por nuestro pueblo con calor y aprecio desbordante y las autoridades del país le brindaron una afectuosa acogida. Recorrió casi toda nuestra geografía. Con el Evangelio en la mano nos habló de la verdad sobre el hombre, sobre Jesucristo, sobre la Iglesia y nos dejó un mensaje de esperanza con el que nos animó a buscar entre todos un futuro mejor. El supo iluminar con voz de pastor muchas posibilidades concretas de crecimiento humano que pueden ser dinamizadas por la esperanza cristiana.
La esperanza que brota de nuestra fe en Jesucristo no es un escape de la realidad hacia un mundo fantasioso, no es un consuelo para las frustraciones de nuestra vida; es una liberación de nuestros miedos y un ensanchamiento de nuestros horizontes, es una fuerza movilizadora hacia metas más altas que desde ahora pueden animar nuestras acciones más concretas. ¡«No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo»!, esa fue la exclamación con la que nos saludó el Papa Juan Pablo II desde que puso sus pies en tierra cubana, la misma que fue como un lema de su pontificado.
Basta recordar de las enseñanzas del Papa algunas de sus palabras que son particularmente iluminadoras para este momento de nuestra historia: «Cuba, cuida a tus familias para que conserves sano tu corazón» ... «No busquen fuera lo que pueden encontrar dentro, no esperen de los otros lo que ustedes son capaces y están llamados a ser y a hacer. No dejen para mañana el construir una sociedad nueva, donde los sueños más nobles no se frustren y donde ustedes puedan ser los protagonistas de su historia» ... «Quiero repetir mi llamado a dejarse iluminar por Jesucristo, a aceptar sin reservas el esplendor de su verdad, para que todos puedan emprender el camino de la unidad por medio del amor y la solidaridad, evitando la exclusión, el aislamiento y el enfrentamiento, que son contrarios a la voluntad del Dios-Amor» ... «Esta es la hora de emprender nuevos caminos que exigen los tiempos de renovación que vivimos».
Esperanza y expectativas
Precisamente, en esta Navidad y fin de año, cuando en Cuba surgen tantas expectativas acerca de cambios necesarios que puedan mejorar y transformar la vida nacional, estas palabras cobran mayor significado, porque a través de muchos años se han acumulado dificultades que resultan agobiantes y duran demasiado. La Iglesia Católica, como parte de nuestro pueblo, participa de esta espera y ofrece su oración y su contribución para que se encuentren soluciones reales y eficaces que favorezcan caminos de esperanza.
En esta tarea todos estamos implicados, sin exclusiones ni marginaciones. Es necesario dar espacios a la iniciativa y creatividad personal, pues todos corremos la misma suerte. Todos somos capaces de aportar soluciones, como todos supimos solidarizarnos, de modo ejemplar, con las víctimas de las inundaciones que, recientemente, afectaron a las provincias orientales: los más cercanos abriendo las puertas de sus hogares, y los más lejanos entregando sus ayudas".

1 comentario:

mj dijo...

Hola P.Manuel, me ha emocionado especialmente el texto de hoy. Son tantas las cosas que desconozco de Cuba... No tengo palabras para expresar lo que he sentido al leer esto... Pero me uno a ti y a tu comunidad en la alegría y la esperanza de estos días...
Jose

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.