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jueves, 9 de octubre de 2008

La edad del alma. Etty Hillesum.


"La edad del alma es otra que la edad que se encuentra inscrita en el registro civil. Creo que el alma ya tiene una determinada edad al nacer, y que ya no cambiará. Uno puede nacer con un alma que tiene doce años y cuando tiene ochenta, ese alma aún sigue teniendo doce años y no más. También se puede nacer con un alma de mil años y a veces hay niños de doce años, en los que se aprecia que su alma tiene mil años. Considero el alma como aquella parte del ser humano de la que se es menos consciente, sobre todo los europeos occidentales. Creo que el oriental "experimenta" mucho más su alma. Una persona de occidente no sabe muy bien qué hacer con ella y se averguenza como si fuera algo inmoral. El alma es, a su vez, otra cosa diferente a lo que llamamos "ánimo". Es verdad que hay gente que tiene mucho "ánimo", pero poca alma.

Un alma es algo que está hecho de fuego y de cristal de roca. Es algo que es muy severo y muy duro, siguiendo el Antiguo Testamento, pero también tan tierno como los gestos con los que las yemas de los dedos me acarician cuidadosamente las pestañas".
Momentos difíciles.
"Vuelven otra vez esos momentos, en los que la vida es tan desoladora y difícil. Entonces me encuentro impetuosa, intranquila y cansada al mismo tiempo. Esta tarde he tenido momentos de una muy fuerte vivencia creadora. Y ahora me encuentro en una situación de agotamiento como después de un orgasmo.
En este momento no tengo otra cosa que hacer que estar inmovil bajo mi manta y ser paciente hasta que el abatimiento y el aturdimiento se alejen de mí. Antes me ponía a hacer cosas raras en una situación como esta: beber con amigos o reflexionar sobre el suicidio o durante noches enteras leer cien libros distintos a la vez.
Pero, también hay que saber aceptar que se tienen momentos estériles. Cuanto más honestamente se acepte, más rápido pasa un momento así. Hay que tener valor para hacer una pausa, y atreverse a estar vacío y abatido".

Etty Hillesum.(Diario)

3 comentarios:

mj dijo...

Increible y maravillosa entrada. Quiero saber más de esta mujer...
Creo que me compraré el libro, es este el título el que dejas aquí???
Un abrazo siempre
MJ

josé lopez romero dijo...

Me recomendaron esta lectura y he salido ganado un poco más de la vida, donde siempre se aprende y concuerdo hasta el tuétano con lo que dice esta dama en cuanto al alma, ojala esté dentro de esos que la poseen de fuego y de cristal de roca y la ternura de sus momentos.

Ludmila Hribar dijo...

Paso por absoluta casualidad ! (?) existen? Maravillosas palabras! Cuanta sabiduria. Gracias. Investigare mas yo tambien.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.