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viernes, 25 de junio de 2010

Santidad en TM: cristocéntrica, humanizadora y eclesial.

La reflexión que hace TM acerca de la santidad en sus libros está centrada en la persona de Cristo, usando el concepto de “participación”, así como vinculando santidad a gratitud, alabanza y amor, sin olvidar el equilibrio entre el misterio de nuestra individualidad y la obediencia como camino para alcanzar la voluntad de Dios, que se manifiesta siempre en el ámbito de la comunidad cristiana. La reflexión de TM aparece vinculada al espíritu eclesial que precedió y acompañó la celebración del concilio Vaticano II, y tiene en cuenta que la santidad es para todos, que ha de buscarse en la vida ordinaria, y que ha de repercutir en provecho de toda la humanidad. Es destacable el hecho de que alguien como TM, monje contemplativo, vaya más allá de la habitual distinción vida activa-vida contemplativa, como opuestos, para hablar de “vida activa”, ya sea en la acción o en la contemplación, como vida comprometida, con la Iglesia y con el mundo.
Como ideas concretas e importantes acerca de la santidad, que aparecen en los textos de TM  destacan las siguientes:

a. La santidad aparece vinculada a la identidad de la persona; la individualidad no es imperfección, todo lo contrario, la perfección está en relación con la propia identidad individual.

b. Reconocimiento del trabajo activo y socialmente útil como camino de la santidad cristiana, frente a una comprensión más “monástica”, que la vincula con actitudes de retiro del mundo y vida contemplativa.

c. Libertad y apertura en la búsqueda de nuevos caminos: la santidad no puede ser mera repetición mecánica de un modelo, sino que exige creatividad y osadía de parte nuestra.

d. La ley de la santidad es la ley del amor, porque ese es el principal mandamiento cristiano, y porque, a través del amor, se “nos manda añadir nuevos valores al mundo que nos ha dado Dios a través del poder creativo que Él ha puesto en nosotros”.

e. La santidad es compatible con imperfecciones, limitaciones, defectos y excentricidades, que Dios permite para su maduración y crecimiento espiritual.

3 comentarios:

San dijo...

Una estupenda exposición, Manuel, que nos da a conocer los pilares básicos sobre los que Merton deposita su experiencia y visión de la santidad. Que nos muestra a un hombre con una espiritualidad profundamente humana, en comunión con Cristo. Sus presupuestos son totalmente actuales y válidos, nos invitan a tomarlo como a un amigo que nos estimula para avanzar en el reto y tarea de ser mejores, más auténticamente humanos.
Gracias por compartirnos fragmentos de tu tesina, es un regalo de lujo el que nos haces.

Gizatar dijo...

Muy buen artículo.

¡Qué importantes estos cinco caminos!

Felicidades y Gracias por compartir estos pensamientos.

Inés García, aci dijo...

Jesús en la Eucaristía, en la comunidad eclesial, en los pobres cada día nos llama a la santidad de vida, a concretar con gestos de solidaridad este llamado.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.