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miércoles, 16 de marzo de 2011

THOMAS MERTON, según el P.Segundo Llorente, S.J. (2)

“Nos cuenta Merton como batallaba con el abad sobre si debería ir o no a alguna cartuja europea, y como el abad se mantenía en sus trece e insistía en que Dios le quería allí donde estaba. Por fin Merton se aplacó y se entregó en cuerpo y alma a ser buen trapense. Desde luego sintió un impulso incontenible a escribir. Al padre abad le bastó una mirada a unas páginas emborronadas para descubrir que Merton era escritor de pro. Le animó a que escribiera; que emborronase páginas y más páginas; otro monje se las sacaría en limpio a máquina y todo saldría como una seda. De pronto se anunció en la prensa la aparición de la autobiografía de Merton. En cuestión de meses el libro cubría toda la nación como una lluvia benéfica. Coincidió con la terminación de la segunda guerra mundial, cuando millares de soldados hartos de tiros y sangre buscaban un oasis de paz, y hubo una floración inesperada de vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa como aconteció en España a raíz de la guerra civil.

La lectura de la autobiografía de Merton hizo que la única abadía trapense de la nación, la de Getsemaní, en el estado de Kentucky, no bastara para tantos novicios como llamaban a sus puertas y hubo necesidad de fundar otra, y otra, y otra, hasta una media docena esparcidas por el ámbito de la gran nación. Las prensas seguían gimiendo y dando a luz nuevos libros de Merton que eran ávidamente leídos. Con los honorarios de esos libros las abadías trapenses se mecanizaron, es decir, adquirieron maquinaria moderna para sus labores, pues es sabido que los monjes se mantienen del trabajo de sus manos en las huertas y de los productos de sus industrias caseras: chocolate, queso, cestos, bancos de iglesias, lo que sea. A medida que crecía su popularidad crecía también la correspondencia dirigida a Merton; pero este aprendió pronto a decir que no, y que no, y que no. Continuamente recibía ruegos de un prólogo, un prefacio, un epílogo, un articulito bretecito, un comentario de esto o aquello; pero Merton sabiamente se hacía el desentendido, porque si abría las puertas, perecería inundado.

A las puertas de la abadía llegaba gente que quería ver a Merton. La imaginación popular se desbocó y corrieron los rumores más extraños. Se decía que Merton estaba en Hollywood para dirigir personalmente la película de cine de su autobiografía. Se decía también que le habían visto en las playas de Miami, donde se había casado clandestinamente con una rubia. Merton se enteraba de todo esto en su celda y no se tenía de risa. La popularidad es una tiranía que puede muy bien tragarse al héroe.

Cuando se ordenó de sacerdote, recibio el nombre de Luis en honor de San Luis rey de Francia y recibió también casullas y albas y estolas de sus devotos ausentes. Merton fue nombrado profesor de teología primero y más tarde maestro de novicios. Por concesión especial el abad se trasladó a una ermita entre los árboles de la finca trapense, donde pasaba muchas horas del dia y de la noche meditando, leyendo y escribiendo libros. De vez en cuando mandaba artículos a revistas católicas que ya no le apremiaban como antes".
(Continuará...)

6 comentarios:

San dijo...

Ciertamente peculiar el estilo con que este hombre hace una singular crónica de lo que con espíritu humorístico (que nunca viene mal), por sus características de forma y contenido, podríamos denominar “historia, vida y andanzas” de Thomas Merton. Estos fragmentos me recuerdan también algo de ese carácter naïf que va impreso en las historias escuchadas en las charlas en torno a una mesa de café, cuando alguien del grupo ofrece una minuciosa narración sobre algún personaje famoso con el que ha mantenido algún tipo de contacto.

Manuel dijo...

P. Segundo Llorente S.J.
Segundo Llorente nació el 18 de Noviembre de 1906 en Mansilla la Mayor, un pueblo de León, siendo un muchacho fuerte, inteligente, alegre, lleno de vitalidad y tremendamente comunicativo.
A los 17 años decidió hacerse jesuita y entró en el noviciado que tenía la Compañía de Jesús en Carrión de los Condes. Su ideal, es el “magis” de S. Ignacio, hacer lo más y mejor al servicio de Dios N. S. por lo que pide ser misionero en Alaska, el lugar considerado entonces como el más difícil. Aunque tiene que insistir, al final, terminados los estudios de humanidades y filosofía en España, es transferido a Oregón [Estados Unidos], de quien depende la misión de los jesuitas en Alaska.
Aún tiene que estudiar inglés y teología, siendo ordenado sacerdote el 24 de Junio de 1934, y en septiembre del año siguiente viajará, por fin, a su deseada misión en Alaska.
Su primer destino es Akulurak, un centro misionero con escuela para niños y niñas. Tendrá que aprender el manejo del trineo tirado por perros. Estudia también la lengua esquimal, y sobre todo aprende a comprender y querer a los esquimales.
Resistiendo terribles temperaturas invernales, que llegan hasta 52 grados bajo cero, realiza su labor pastoral, hablando de Dios a grandes y pequeños: bautizando bebés, dando catequesis a niños y adolescentes, bendiciendo matrimonios, asistiendo a moribundos, celebrando la Eucaristía y escuchando confesiones,…
En sus continuas rondas por el territorio, además de actuar como sacerdote, se hace cargo de niños que están solos o que viven malamente con sus padres, para llevarlos a los colegios internados que tenían los misioneros, toma datos de los ancianos que tienen derecho a pensión del Gobierno, para tramitarles el “papeleo” correspondiente,…
Su labor era tan extraordinaria, y era tan querido por los esquimales, que lo eligieron su representante en el Congreso de Alaska, en el año 1960, y resultó ser un congresista inteligente y enterado que brindó grandes servicios a la comunidad esquimal que representaba.
Murió de cáncer el 26 de Enero de 1989, siendo enterrado en un cementerio frente a las Montañas Rocosas en el que sólo pueden ser enterrados indios y misioneros que hayan estado más de veinte años al servicio de los habitantes de Alaska
(Tomado de Internet)

Manuel dijo...

(En memoria del Padre Segundo Llorente, misionero en Alaska)
En esta ocasión expongo algunas experiencias que escuché del gran misionero
español en Alaska, padre Segundo Llorente, S.I. Creo que dejarán un poso en el alma y
la introducirán en Dios.
En 1973 le llevé una tarde a un convento de Carmelitas Descalzas. Las madres le
preguntaron cómo se apañaba él en aquellos días y noches de soledad total en Alaska y
cómo hacía oración. Respondió:
“Miren ustedes, yo comparo la oración con un hombre que sale con su perro al
campo. Se sienta a la sombra de un árbol y se pone a leer el periódico. El perro se
enrosca a los pies del amo y se está allí quieto. Pasa el tiempo y el hombre se levanta,
porque el sol ha ido corriendo y la sombra ya no le cobija. Busca otro árbol y sigue allí
su lectura. El perro abre primero un ojo, después el otro; olfatea, busca al amo y se va
junto a él. Vuelve a echarse a su lado, y de nuevo queda quieto. No se dicen nada. Pero
el amo está contento con la compañía de su perro, y el perro está contento junto al amo.
Esto es todo”.
En los Ejercicios Espirituales que nos dio ese mismo año habló de la dureza de
vida en Alaska. Recuerdo una anécdota que nos contaba y que me impresionó
profundamente. Tras toda clase de penalidades, agotado por el esfuerzo y el hambre de
ocho días de trabajo sin descanso, navegaba hacia el río Yukón por un afluente sin
apenas corriente. El motor de su barquito se paraba continuamente y aquella travesía
no terminaba jamás. Fue entonces, cuando armado de toda su fe y apoyándose en
todos los santos, en la Virgen y en las llagas de Jesús, pidió al Padre de los Cielos: “que
no se vuelva a parar, Padre, que no se pare”. Justo en ese instante el motorcito hizo
explosión y se paró. El padre, puesto de rodillas en el barquito y con los brazos en cruz,
exclamó: “No importa nada, Señor, aquí lo único que importa es que Tú sigas siendo
Tú”.
Al día siguiente fui a verle y le dije: “Padre, ya no necesito más. Con esto que
contó anoche me basta para todos los días de Ejercicios Espirituales que me quedan”.
Entonces fue cuando me dijo algo que me sacudió toda el alma: “Bueno, es que
como yo había hecho aquella oración con toda mi fe, comprendí que Dios me probaba
y, como no quería que Él sufriera al ponerme a prueba, le grité: ¡No importa nada, aquí
lo único que importa es que Tú sigas siendo Tú!”.
(Agosto 1989)
(Tomado de Internet)

San dijo...

Un estupendo y minucioso despliegue informativo el que nos ofreces sobre este jesuita, Manuel, muchas gracias. Debió de ser un hombre con una personalidad muy singular, que además un amplio y polifacético servicio humano. Personalidad singular, de la que quizá constituya un matiz más ese estilo expresivo suyo coloquial, asequible y llano al que me refería en mi anterior comentario. Vaya, que lo encuentro un testimonio en una línea original, diferente.

Quovadis dijo...

Thomas Merton es una personalidad que enamora. Lo hizo en su época y lo sigue haciendo ahora. Me parece magnifico este blog de divulgacion de su obra y de su vida, e incluso de su imagen, porque rompe cualquier "pastiche" sobre la Trapa para personas que solo la conozcan de oídas. Un hombre de su tiempo y de nuestro tiempo, con toda su humanidad expuesta legitimamente y enamorado profundamente de Dios. Eso es lo que engancha, lo que "me" engancha. Muchas gracias.

San dijo...

Un estupendo y minucioso despliegue informativo el que nos ofreces sobre este jesuita, Manuel, muchas gracias. Debió de ser un hombre con una personalidad muy singular, que además realizó un amplio y polifacético servicio humano. Personalidad singular, de la que quizá constituya un matiz más ese estilo expresivo suyo coloquial, asequible y llano al que me refería en mi primer comentario. Vaya, que lo encuentro un testimonio en una línea original, diferente a lo que se suele ver publicado en la actualidad.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.