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domingo, 29 de septiembre de 2013

LA EXPERIENCIA DEL SER ESENCIAL

"Hay dos clases de antropologías. La de los universitarios, que estudia la evolución del hombre desde sus orígenes hasta el advenimiento del conocimiento conceptual de hoy y ve al hombre como una realidad objetiva compuesta de tres polos: el cuerpo, el alma y el espíritu. En ella se desmenuzan sus dones y facultades así como las diferentes etapas de su evolución... Pero esta visión no se inclina hacia el hombre que sufre, que busca la alegría, el placer, que en realidad busca la felicidad. En ella no se ve al que busca un sentido a su vida, al que ama o al que odia, al que quiere vivir o matar, el hombre interior no existe... La cuestión del ser y del futuro del ser humano se les escapa.
 Mi antropología concibe al hombre como ser consciente de sí mismo que, en primer lugar, sufre por no ser lo que Él es en realidad. Se trata de un hombre que ha desarrollado en exceso su yo existencial y un buen día debe aprender a trascenderlo para volver a encontrar su raíz más profunda. Podríamos decir que el hombre evoluciona a través de tres clases de yo:
-El pequeño yo, que no ve más que el poder, la seguridad, el prestigio, el saber....
-El yo existencial que va mucho más allá. Es el yo que quiere dedicarse a una causa, a una obra, a una comunidad, a una persona... Sabe superar muy bien el egocentrismo y por ahí es por donde, en mi opinión, hace su entrada en el ser humano.
-Y finalmente, lo que yo llamo el yo esencial, el hombre que dice yo.

¿Qué es el yo esencial?
Es el núcleo con el que el hombre participa de la realidad sobrenatural del Espíritu divino universal. El ser esencial es lo absoluto que hay en el hombre, la fuente de su libertad de persona, en la que se expresa lo Divino de forma individual y particular dentro del mundo espacio-temporal. Cada hombre debe poder decir como San Pablo: "No soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí", pues la experiencia del Ser esencial es la experiencia de Cristo presente en nosotros y la unión que se efectúa en ese momento debe ser como la de "los sarmientos y la cepa".

K.G. Dürckheim
("El camino, la verdad y la vida")
Sirio, 1987.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.