HISTORIAS DONDE EL CIELO Y LA TIERRA SE TOCAN
"Érase dos monjes que en un antiguo libro habían leído que en el otro extremo del mundo había un lugar en el que el cielo y la tierra se tocaban. Entonces decidieron buscarlo y no regresar hasta haberlo encontrado. Atravesaron el mundo, superaron incontables peligros, sufrieron todas las privaciones que una gira semejante con lleva y todas las tentaciones que a uno pueden apartarlo de su objetivo. Ellos habían leído que allí había una puerta, que bastaba con llamar, y que uno se encontraba en la presencia de Dios. Al fin, encontraron lo que buscaban; llamaron a la puerta y vieron, con el corazón palpitando a tope, cómo se abría, y cuando entraron... estaban en casa, en la celda de su convento. Entonces lo comprendieron: el lugar donde el cielo y la tierra se juntan se encuentra en esta tierra, en el lugar que Dios nos ha asignado". JÖRG ZINK
"Paseaba un alumno por una terraza con Confucio. Abajo, unos jóvenes danzarines ensayaban la coreografía para un nuevo ballet. Fíjate lo armónicos que son sus movimientos, dijo Confucio. A mí el baile me parece algo superficial –repuso el alumno–. ¿No sería mejor que los jóvenes pasaran su tiempo en meditación?. A lo que Confucio replicó: ¡Magnífica pregunta! Si creyéramos que solo hay un camino que conduce a la sabiduría, pronto nos cansaríamos y careceríamos de entusiasmo. Pero si recorremos diversos caminos, si meditamos, bailamos, cultivamos un jardín o pisamos la uva, entonces encontramos nuevas y distintas facetas en nosotros. Todo ello nos hace más fuertes, nos da aliento y nos ayuda a reaccionar si un día surgen obstáculos en nuestro camino. Entonces, esos obstáculos no nos perturbarán. WILLI HOFFSÜMMER
"Un erudito intelectual acudió a un rabí. Como había oído hablar muy bien de él, le expuso un deseo completamente personal y le dijo: Llevo estudiando teología muchos años y he leído un libro tras otro, pero hasta ahora nunca he encontrado a Dios. Respondió el rabí: Entonces, seguro que todavía no te has agachado lo suficiente.
"Rabí, hay algo que no entiendo: se acerca alguien a un pobre y se muestra amable y le ayuda en lo que puede. Pero llega a un rico y ni siquiera lo mira. ¿Qué pasa con el dinero?. Entonces dijo el rabí: Acércate a la ventana: ¿qué ves?.Contestó: Veo a una señora con un niño. Y un coche que va al mercado. «Bien. Ahora ponte delante del espejo. ¿Qué ves?». ¡Por Dios, rabí, qué voy a ver: a mí mismo!. «Pues ya ves: la ventana está hecha de cristal, y de cristal está hecho el espejo. Basta con poner un poco papel de plata detrás, y uno ya solo se ve a sí mismo». SIGMUND VON RADECKI.
Ser parte de todo...
¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
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