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jueves, 6 de septiembre de 2007

Telescopio en la noche oscura.


Algunos poemas de Ernesto Cardenal sobre el amor de Dios.

A finales de la década del 90 leí, por consejo de un amigo colombiano que estudiaba en Ávila conmigo y con el que me gustaba mucho discutir, un libro de poemas de Ernesto Cardenal, titulado “Telescopio en la noche oscura”. Creo que es un libro original, en la genuina sencillez de su autor, donde se habla del amor de y para Dios de una manera diferente. Por eso quiero compartirles algunos de esos versos, para que también le hablen a Dios con ellos.

Yo nací para un amor extremista.
Tal vez por eso nos comprendemos.
¡Más extremista sos vos!
Y yo te conozco poco todavía.

Si oyeran lo que te digo a veces
Se escandalizarían. Que qué blasfemias.
Pero vos entendés mis razones.
Y además bromeo.
Y son cosas que los que se aman se dicen en la cama.

Me intriga qué sería lo que te gustó de mí.
Tal vez un alma de ojos tristes.
Y un sabor no probado por nadie todavía.

Aunque tú no vengas conmigo esta noche
Mi alma ha quedado abierta para ti.
Por si vinieras. Si tú no vienes
Estará abierta de todas maneras para ti
Y nadie más.

Únete a mí aunque no te sienta, aunque
Mi conciencia quede afuera con el frío.
Señor mío y Dios mío de mis frustraciones.
Al menos juguemos a que somos amantes.

Hoy no tuve ningún momento de oración.
¿Qué acaso eso es estar menos juntos?

En la hamaca sentí que me decías
No te escogí porque fueras santo
O con madera de futuro santo
Santos he tenido demasiados.
Te escogí para variar.

El que amó más de todos sus compañeros,
El que amó más en toda su generación,
Amando ahora un tal ser trascendente,
Como decir un tipo no existente.
En qué has venido a parar, Ernesto.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.