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domingo, 6 de enero de 2008

Leyendo a Thomas Merton.2


Estábamos comentando en una entrada anterior el libro “Los manantiales de la Contemplación”, que recoge dos retiros o encuentros realizados por Merton en los predios de Getsemaní con un grupo de religiosas contemplativas. El primero de estos encuentro tuvo lugar en diciembre de 1967, y el segundo, en mayo de 1968; es decir, que ambos tuvieron lugar en el último año de vida de Thomas Merton, por lo que nos permiten conocer de primera mano las inquietudes y proyectos de Merton en el mismo año de su absurda muerte. Algunos de los temas tratados por Merton en estos encuentros fueron:

1-Formas alternativas del compromiso contemplativo.
2-Responsabilidad de una comunidad de amor.
3-Opciones proféticas contemporáneas.
4-El respeto a la persona, diversidad en comunidad.
5- Honestidad en la elección de la vida.
6-La mística femenina.
7-Zen: una forma directa de vivir la vida.
8- Libertad de acción y obediencia.
9-Comunidad: el lugar donde Cristo está actuando.

Algunos textos de estas pláticas:

“Nuestro ser es silencioso, pero nuestra existencia es ruidosa. Nuestras acciones tienden a ser bulliciosas, pero cuando cesan queda un sustrato de silencio que siempre está presente. Nuestro quehacer como contemplativos consiste en permanecer en contacto con ese sustrato de silencio y comunicarnos desde ese nivel, y no sólo en estar en contacto con un aluvión de actividades en incesante proceso de cambio. A nosotros nos corresponde la tarea de mantener el silencio vivo para los demás y a la vez para nosotros mismos, puesto que no hay nadie más, no hay otros que intenten hacerlo. Se puede suponer que todo esto le importa poco y nada a la mayoría de la gente; sin embargo, le importa y mucho. El silencio tiene en nuestra época un gran valor simbólico. Por mucho que se diga que la vida contemplativa y sus valores no tienen para nuestros contemporáneos mayor importancia, o que no suscitan en ellos demasiado interés, esto no es verdad. Hay una infinidad de personas que buscan en la contemplación y en la meditación un sentido de la vida”.

“El silencio verdadero no es aislamiento. Las personas que viven en silencio pueden comunicarse, y se comunican. El silencio puede trasmitir muchos mensajes diferentes, puede ser una forma poderosa de comunicación. El silencio profundo, contemplativo, comunica oración. Hay una marcada diferencia entre el silencio de una ermita y el de una comunidad en oración”.

Merton, que aun siendo monje, seguía siendo un hombre de su tiempo, intentaba ayudar a las hermanas, contemplativas como él, a responder a los requerimientos del Concilio Vaticano II, que pedía a la vida religiosa en general un “aggiornamiento”, una inserción de los diversos carismas en las realidades concretas del mundo en que vivían su vocación.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.