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lunes, 5 de mayo de 2008

Mística: manifestación y anticipo.

"Verdaderamente los místicos y las místicas no son rarezas en la historia humana, adorno inútil en la historia de la religión. Son una manifestación y un anticipo de lo que puede llegar a ser el hombre, cuando, siguiendo la vocación que lo constituye, se adentra en el misterio de Dios"
Salvador Ros
Esta frase, encontrada en medio de mis lecturas de estos días, encierra un tesoro para meditar. Es importante entender que la experiencia de Dios no es algo tan raro y excepcional como a menudo imaginamos. Muchas personas experimentan en su vida cotidiana, mientras realizan tareas simples, una presencia o una verdad que los ciega, como si de un fuerte y súbito rayo de luz se tratara. En esa "iluminación", que dura segundos, podemos vislumbrar la "verdad" de nuestro ser, la VERDAD de Dios. No es una comprensión intelectual, seguimos tan ignorantes de ello como antes; simplemente sabemos de una manera nueva, puntual, súbita, y ese "saber" nos puede transformar casi imperceptiblemente.
Otro elemento que esta frase me sugiere tiene que ver con el vínculo existente entre mística o experiencia de Dios y humanización. Lo que experimenta el místico es la posibilidad de nuestra humanidad; no es que él sea excepcional, sino que en él la humanidad es plenificada. Recuerdo que hace años, mientras recibía una conferencia acerca del vínculo entre mística y depresión, el profesor, un psiquiatra, invitaba a pensar en la posibilidad de que lo que hoy calificamos de estado patológico puede llegar a ser un día, bajo una nueva comprensión, un capacidad de la mente humana de la que no participamos todos o simplemente no desarrollamos.
Finalmente, se habla también de esa "vocación que nos constituye". Pienso en la huella de Dios en el corazón humano. Esa búsqueda que hacemos durante toda la vida, intentando hallar lo que nos dignifica.
Los místicos ayudan a dignificar nuestra humanidad, la llevan más allá, no digo de lo cotidiano, pero sí de lo mediocre, de la resignación y la conformidad.

2 comentarios:

mj dijo...

Me gusta especialmente tu reflexión de hoy. Pienso que sí, que la dignidad humana hay que llevarla más allá de la conformidad y de lo convencional...de lo que vemos como normal y aceptamos sin más...Creo que eso es estar en la busqueda de la verdad...
Un abrazo
Jose

Anónimo dijo...

Creo que es importante vincular mística y humanidad, de lo contrario sería escapismo, alienación; divinización supone para mí progresiva y creciente humanización.
Emilio.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.