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jueves, 18 de diciembre de 2008

Adviento 3: Viene la luz.



"En el Adviento nos confrontamos claramente con nuestras necesidades y deseos
insatisfechos. Miramos por encima de los límites de nuestra vida. La mirada a la tierra
prometida hace que crezca en nosotros el anhelo de mudarnos y de no acomodarnos
para siempre en lo familiar y en lo conocido.
Quien logra celebrar la expresión de su nostalgia no tiene necesidad de ahogar sus
deseos insatisfechos en refugios enfermizos. Y así descubrirá en sí dónde radica el
peligro de huir hacia sucedáneos morbosos. La celebración del Adviento quiere
ayudarnos una vez más a transformar las huidas en deseos positivos.
En el tiempo de Adviento oímos las promesas de Dios tal como los profetas nos la
han transmitido. En ellas se nos ha anunciado que las aguas surgirán en medio del
desierto, que las espadas se cambiarán en arados y que el lobo y el cordero, la pantera y
el cabrito, vivirán juntos pacíficamente, esto no son ilusiones piadosas con las que los
profetas quieren arrullarnos; son más bien sueños en los que descubrimos nuestras
propias posibilidades. Son los sueños de Dios en nosotros.
Y en el Adviento nos hundimos en esos sueños nuestros de Dios para afirmar así
cada vez más nuestras propias posibilidades. Así nos damos cuenta de qué somos
capaces. Si Dios viene, entonces florecerá en nuestro corazón el desierto; entonces
brotará en medio de nuestro vació y sequedad una fuente que nos llenará de vida. O
como lo vemos expresado en otra imagen del profeta que empleamos constantemente
durante estos días: Un rocío caerá del cielo y fecundará la tierra. Las nubes del cielo
cubrirán a los justos a fin de que germine nueva vida y nuestro mundo vuelva a ser
habitable.
El desierto floreciente y el rocío fecunde fueron para Israel las imágenes con las
cuales se describió la llegada de Dios. En nuestras latitudes, la oscuridad y el frío
pasaron a ser más bien los símbolos de nuestro mundo que espera la venida del Señor.
En las tinieblas no nos podemos orientar, nos sentimos desamparados, abandonados: no
encontramos ningún camino para volver a casa. En las sombras nos agarramos a las
personas que están cerca de nosotros para no caer en un hoyo. El miedo ante la
inseguridad de nuestra existencia nos impulsa a sujetarnos a los hombres. Esperamos de
ellos que nos ayuden en nuestra inestabilidad, pero con ello abusamos de las fuerzas de
cualquier persona. Nadie puede darnos un apoyo definitivo, porque la oscuridad lo pone a él también en peligro. Por eso es un mensaje liberador lo que clama Isaías: “El
pueblo que andaba en las tinieblas ha visto una gran luz”
(Is 9,1). Esta palabra puede
tranquilizar nuestra angustia, puede traer luz a nuestras tinieblas".


Anselm Grün.
Nota: Hoy celebra la Iglesia una hermosa advocación de María: Nuestra Señora de la Esperanza. Me gusta mucho este título de la Virgen, y es para mí la Advocación que acompaña siempre mi Adviento. Aquí María es la madre y la hermana que en la fe me invitan a esperar siempre más de Dios. A pocos días de esta fiesta grande de los Cristianos que es la Navidad, María nos sonríe desde Dios y nos invita a ser fecundos para el mundo, desde la fe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Navidad es la gran fiesta del amor. Dios se hace Amor Encarnado. Nos regala su humanización.
Sólo cuando se ama se vive en la luz y se abren las puertas de la esperanza. Después de tantas mentiras, sólo por amor seguimos creyendo,como en esta canción:

SENTIR
Abre la puerta, no digas nada,
deja que entre el sol.
Deja de lado los contratiempos,
tanta fatalidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.
Abre tus alas al pensamiento
y déjate llevar;
vive y disfruta cada momento
con toda intensidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.
Sentir que aún queda tiempo
para intentarlo, para cambiar tu destino.
Y tú, que vives tan ajeno,
nunca ves más allá
de un duro y largo invierno.
Abre tus ojos a otras miradas
anchas como la mar.
Rompe silencios y barricadas,
cambia la realidad
porque creo en ti cada mañana
aunque a veces tú no creas nada.
Sentir que aún queda tiempo
para intentarlo, para cambiar tu destino...
Abre la puerta, no digas nada...
Sal a mi encuentro, llámame y habla…
Luz Casal

Anónimo dijo...

Me alegra esta nota sobre María en su blog, veo que su mirada sobre la Virgen es equilibrada y profunda. María es verdadero modelo para quien sepa verlo.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.