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domingo, 14 de diciembre de 2008

Una mente que se arriesga.


Creo que una entrada anterior ya había compartido parte de este texto que transcribo a continuación, y que merece leerse detenidamente:

La fe cristiana es un principio de interrogación y lucha antes de llegar a ser un principio de incertidumbre. Hay que dudar y rechazar todo lo demás para creer firmemente en Cristo, y después que se ha empezado a creer, hay que poner a prueba y purificar nuestra fe. El cristianismo no es simplemente un conjunto de conclusiones predeterminadas. La mente cristiana es una mente que se arriesga a terribles purificaciones, y a veces, y muy a menudo, el riesgo se hace demasiado grande para ser tolerado. La fe tiende a ser derrotada por la ardiente presencia de Dios en el misterio, y busca refugio de Él, huyendo a cómodas formas sociales y convenciones seguras en que la purificación ya no es una batalla interior sino una cuestión de gestos externos” (Conjeturas de un espectador culpable).

Según las palabras de Merton, tener fe significa interrogarse; significa poner bajo condición toda nuestra vida, poner a prueba, “recapitular todas las cosas en Cristo”, diría San Pablo. Alguien dijo que la fe es luz y oscuridad al mismo tiempo. En cambio, muy a menudo, los cristianos son personas cerradas, rígidas, poco dadas al cambio; nos quedamos en eso que Merton llama “cómodas formas sociales y convenciones seguras”. En este tiempo del año, tiempo de espera, tiempo de cambio, tiempo de confianza, es esencial en el camino espiritual preparar camino a la “novedad absoluta” de Dios, en nuestra historia personal y en la historia humana. El que ama no teme, viene a decir San Juan.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí, la fe es tener la confianza absoluta de que nuestra historia es una historia de salvación. Pero, precisamente salvación, por el cambio que opera la experiencia de la fe en lo que hacemos y vivimos. El hombre sólo puede ser redimido por el amor.
Amar y dejarse amar, implica muchas veces la valentía de arriesgar, de superar miedos que nos atan a pésimos refugios. Nos atamos a falsas comodidades, convenciones seguras, formas sociales, gastadas opiniones establecidas. Y así, condenamos nuestra vida. El temor a la interrogación nos hunde en la vacía afirmación.
ESPERANZA
Esperaré a que crezca el árbol
y me dé sombra.
Pero abonaré la espera
con mis hojas secas.

Esperaré a que brote
el manantial
y me dé agua.
Pero despejaré mi cauce
de reproches enlodados.

Esperaré a que apunte
la aurora
y me ilumine.
Pero sacudiré mi noche
de vacios y sudarios.

Esperaré que llegue
lo que no sé
y me sorprenda.
Pero mudaré mi casa
lejos de esos silencios.

Y al abonar el árbol,
despejar el cauce,
sacudir la noche
y mudar la casa,
la tierra y el lamento
se abrirán a la esperanza.

Anónimo dijo...

Mátanos, Dios, por favor. Mátanos a todos.

Anónimo dijo...

Dice San Juan de la Cruz: para ir al Todo, quedarse sin nada. Eso es morir, y luego Renacer.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.