Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
Seguidores
lunes, 2 de marzo de 2009
Los ríos de la noche.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
5 comentarios:
Has elegido un fragmento, Manuel, que tiene una profundidad simbólica enorme y, además, una bellísima prosa poética. En pocas palabras, fondo y forma enamoran el alma.
Ojalá nuestras noches sean preludio de luminosos días.
El final del Signo de Jonás es también espectacular, el silencio de los monjes contemplativos, de día y de noche, trae alegría y paz al mundo. Lo bueno es que T.M. supo escribirlo para enseñarnos el camino de la contemplación, es un gran maestro.
Me gusta el enfoque que el autor del libro hace con respecto al tema de los santos.
Toda noche es preludio de luminosos días, sin duda. Bellamente lo expresa Merton al igual que Juan de la Cruz. Ese es el camino marcada por Cristo de la Cruz a la gloriasa luminosidad de la resurrección. Es lo que nos preparamos a vivir.
María
Además de noches oscuras y etapas en el desierto, quién no ha experimentado en la trayectoria de su camino espiritual (igualmente aplicable a las relaciones humanas) el paso por tramos intermitentes de luz y sombra, en los que el desasosiego de la contradicción pesa en el alma. Momentos extraños, oprimidos por antiguos ropajes con los que nos vistieron, con el corazón prisionero entre el gozo y el temor al encuentro. Hasta que salimos,rompiendo cadenas y desnudándonos de prejuicios y dudas, sintiéndonos sumergidos en una nueva calidez de sol y descubriendo esa luminosidad en todos los que nos acompañan.
Mejor que yo, lo expresa Mario en “Viceversa”:
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
O sea,
resumiendo,
estoy jodido
y radiante.
Quizá más lo primero
que lo segundo,
y también
viceversa.
Publicar un comentario