Seguimos compartiendo parte del prólogo al libro "Todos los santos", de Robert Ellsberg. Ya casi terminamos, pero todavía creo hallarán algunos detalles interesantes que nos permiten comprender mejor lo que supone una vivencia más real de esta llamada, que recibimos los bautizados:
"Así, la procesión de figuras de este libro es una suerte de tripulación variada y heterogénea. Sin duda que san Agustín o santo Domingo se sentirían alarmados al encontrarse asociados a gente como Vincent van Gogh o León Tolstoy ( También lo opuesto sería posible). En una obra de estas características, la selección, de manera inevitable, está diciendo algo. ¿Cómo elegir? Me he guiado aquí por una intuición de Simone Weil: "No es suficiente, hoy en día, ser meramente santos, sino que debemos tener el tipo de santidad que nuestro tiempo requiere”. Creo que muchos de los santos tradicionales, justamente por esa razón, continúan siendo un recurso invalorable. Sin embargo
¿cuáles son las necesidades del momento actual?
Los ejemplos previos de santidad tendían a enfatizar un ascetismo negador del mundo; hoy necesitamos ejemplos de disciplina y abnegación al servicio del mundo y solidarios con los sufrimientos humanos.
Hay incontables santos que exhibían la virtud de la caridad; necesitamos santos que combinen la caridad con una sed profética de justicia.
Gran parte de la historia cristiana ha sido escrita por manos masculinas; necesitamos recordar el ejemplo y los dones de las mujeres santas y proféticas.
La lista tradicional de los santos ha estado dominada por el clero y los religiosos; necesitamos prestar especial atención a los testimonios de los laicos, de aquellos cuya vocación es infundir el espíritu del evangelio en el mundo.
La historia de la Iglesia tiene tendencia a ser escrita en términos occidentales; en esta que Karl Rahner llama la "Iglesia del mundo", necesitamos recordar la lucha de los santos que tradujeron el evangelio al idioma de las culturas locales, no occidentales; que abrazaron la sabiduría de otros caminos religiosos e intentaron comprender la fe en términos de nuevos horizontes intelectuales y culturales.
Necesitamos ejemplos de santidad más allá del claustro; santos inmersos en el universo del arte, de la literatura, en el mundo académico, en el de las luchas políticas, y en la vida cotidiana. Necesitamos profetas que presenten un desafío tanto a la Iglesia como al mundo, para que reflejen mejor la justicia y la misericordia de Dios. Debemos prestar atención a la visión de los místicos, que ven a través de la sombra de la cotidianeidad y nos recuerdan, así, al Dios que es siempre más grande que nuestras teologías o nuestra imaginación.
¿Existen santos que hablen a todas estas preocupaciones? Algunos, tal vez. Pero el desafío es recurrir, para nuestro camino, un camino que comienza en el punto en que se halla cada uno de nosotros, al testimonio parcial de muchos compañeros santos.
Estamos hechos de lo que admiramos. Pero en esto, como en cualquier otra búsqueda, es posible cultivar nuestro gusto. Resulta importante aprender a reconocer qué es bueno, a entrenar nuestros oídos a discernir la verdad, a honrar lo que es verdaderamente honorable, a elegir normas morales que estén más allá de nuestro fácil alcance".
1 comentario:
La entrega total...
MI CUERPO ES COMIDA
Mis manos, esas manos y tus manos
hacemos este gesto, compartida
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en tu muerte y en tu vida.
Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
ciudad de Dios, ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida.
El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen
nos convoca
a ser contigo el pan de cada día.
Llamados por la luz de tu memoria,
marchamos hacia el reino
haciendo historia,
fraterna y subversiva eucaristía
Pedro Casaldáliga.
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