En “Pensamientos en la soledad”: también aparecen reflexiones de TM en torno a la santidad:
2- “El temperamento no predestina a un hombre a la santidad y a otro a la condenación. Todos los temperamentos pueden ser el material de la condena o la salvación”.
3- “El cristianismo no es estoicismo. La cruz no nos santifica destruyendo los sentimientos humanos. La separación no es insensibilidad. Muchos ascetas no han logrado ser grandes santos porque sus reglas y prácticas sólo han amortiguado su humanidad en lugar de dejarla en libertad de desarrollarse plenamente, en todas sus capacidades, bajo la influencia de la gracia”.
4- ¿Qué es un santo? Un santo es un hombre perfecto, un templo del Espíritu Santo, reproduce de algún modo, en parte, el carácter humano de Jesús. “Por lo tanto, la vida ascética tiene que ser iniciada y vivida con un supremo respeto por el temperamento, el carácter y la emoción, y por todo lo que nos hace humanos. Estos son también elementos integrales de la personalidad y en consecuencia de la santidad; porque el santo es aquel a quien el amor de Dios ha desarrollado plenamente haciéndole una persona a semejanza de su creador”.
5- Vida espiritual no es vida mental, no es sólo pensamiento. Tampoco es sólo cosa de “sentir”. No excluye pensamiento y sentimiento, al contrario, incluye a ambos. No es una vida concentrada “en el punto más alto” del alma, una vida de la que se excluyen mente, imaginación y cuerpo. Si así fuera pocos podrían llevarla, y además, no sería vida. “Si el hombre ha de vivir, tiene que estar enteramente vivo, cuerpo, alma, mente, corazón, espíritu. Todo debe ser elevado y transformado, por la acción de Dios, en el amor y la fe”. La vida espiritual es, principalmente, una vida; es principalmente un asunto de mantenerse despierto. Una vida es toda espiritual o nada espiritual, no hay término medio. Si se desea tener una vida espiritual hay que unificar la vida.
6 comentarios:
De acuerdo en todo con estos pensamientos de Merton.
El ser humano es un todo integral, sin dualismos. La realidad de nuestra vida, lo que somos, es una unificación de cuerpo, mente, espíritu, emoción, energía y deseo. Vivir de verdad, realmente, significa vivir en integración.
Hacer grietas entre lo divino y lo humano, lo espiritual y lo corporal, es engañarnos a nosotros mismos. La vida sin sentimiento, emoción, ternura, sensibilidad, no puede ser espiritual, porque no es vida. De esa manera no se vive, sólo se respira, se arrastra la vida. Nos convertimos en seres impasibles, oscuros y fríos.
“Somos hijos de la tierra
y el llanto,
del mar y de la inercia,
de la moral, del lento
pensamiento,
del discurrir circunspecto,
del florecer fugitivo
de un buen deseo,
y del peso del recuerdo
(de ese corazón cargado
que golpea triste y ciego),
y de los ojos inquietos
en donde brilla el silencio.
Somos hijos del mar
y de la tierra,
del llanto contenido,
de la dulce materia.
Pero también, ligeros,
atrevidos, gloriosos,
somos hijos del
fuego”
(Gabriel Celaya, “Los elementos”)
...el santo es aquel a quien el amor de Dios ha desarrollado plenamente haciéndole una persona a semejanza de su creador".T.M.
Permanecer en el amor de Dios, en esa relación vital que nos regala por la fe nos lleva a percibir la realidad tal cual es y descubrir cuál es nuestra misión.
Aunque a veces en el camino oscuro sólo escuchemos el toc, toc del bastón del Buen Pastor delante de nosotros, esto ya es bastante, la confianza en El nos da seguridad de no perdernos.
Ya dijo Ireneo hace siglos; "La gloria de Dios es el hombre vivo". Merton aquí nos lo recuerda: santidad es vivir plenamente. Qué sencillo, y cuánto nos ha costado entenderlo. Para muchos decir "creo en Dios" es casi decir "Voy contra la vida". Me gusta Merton cuando comenta estas cosas, hay mucha sabiduría en sus palabras.
Señor Jesús, tu eres mi adoración, te doy gracias mi Dios por mi vida plena. Es cierto que las pruebas son fuertes, pero todos estamos expuestos a ellas. Gracias por abrir mi corazón al dolor y al abrirlo hacerlo más sensible ante el padecimiento de los demás. Sin ti, yo soy nada.
En todos los dolores te encuentro.
Pero que digo Señor, ahora sólo viene la alegría. Todo está alegre, la familia está feliz. Guardanos Señor en tu corazón. Te entrego todo, mis alegrías y mis dolores. Tu todo lo elevas y lo transformas. Ven Espíritu Santo, suave brisa de mi alma, no te apartes nunca de mi.
Bendiciones,
Carmen
En suma: VIVIR INTELIGENTEMENTE, que consiste en prestar atención a lo que se siente, reconocerlo y atenderlo. Vivir el amor de forma inteligente y humana, valorando las emociones como algo fundamental y sin disociarlas de nuestra parte racional.
La afectividad es imprescindible para cualquier experiencia mística o espiritual. Es indispensable para VIVIR.
Pablo
Prioridad de la afectividad o de la inteligencia? Creo que la palabra AMOR debe incluirlas a ambas. Cerebro y corazón han de ir juntos, si queremos que las cosas salgan bien.
Contemplación, espiritualidad, santidad, requieren de ambas dimensiones: afectos e inteligencia, y voluntad y compromiso. Eso es amar.
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