Seguimos compartiendo algunas ideas sobre la santidad que aparecen en el libro "
Semillas de contemplación", de Thomas Merton.
4- El pecado tiene que ver con el falso yo: “Cada uno de nosotros lleva la sombra de una persona ilusoria: un falso yo”. (Es el hombre que yo quiero ser, pero que Dios no conoce). “El secreto de mi identidad está oculto en el amor y misericordia de Dios”. “Ruega por hallarte a ti mismo”, “Somos un hombre”. Esto se realiza saliendo de nosotros, muriendo al hombre viejo, para nacer a una vida nueva. Obstáculo: “El orgullo espiritual”, el aislamiento.
5- “Debo buscar mi identidad, de algún modo, no sólo en Dios, sino también en otros hombres. Nunca podré hallarme a mí mismo si me aíslo del resto de la humanidad como si fuera un ser de otra clase”. La santidad no requiere huir de otros hombres; la soledad es válida cuando te ayuda a mar más no sólo a Dios, sino también al prójimo. “Ve al desierto, no para huir de los otros, sino para hallarlos en Dios”.
6- “Los santos aman su santidad, no porque los separe del resto de nosotros y los ponga sobre nosotros, sino al contrario, porque los acerca a nosotros y en cierto modo los pone debajo de nosotros. Su santidad les es dada para que puedan ayudarnos y servirnos; pues los santos son como médicos y enfermeros, que son mejores que los enfermos en el sentido de que están sanos y poseen el arte de curarlos y sin embargo hácense sirvientes de los enfermos y les dedican su salud y su arte”.
7- “Los santos no están contentos de ser santos porque su santidad los hace admirables para los demás, sino porque el don de la santidad les permite admirar a todos los demás. Los dota de una vista capaz de hallar el bien en los más terribles criminales. Los libra de la carga de juzgar al prójimo, de condenar a otros hombres”.
4 comentarios:
Aspirar a la santidad tal vez consista en desear lograr Ser en clave de Amor. Sólo amar nos puede liberar de juzgar. Sólo amando y amados podemos salir de las sombras.
Despejaríamos la vida de muchas sombras, si hiciésemos menos juicios y ofreciésemos más servicio. Viendo el rostro de Dios a la vuelta de cada esquina, en cada voz, en cada risa, en cada llanto, en cada alegría, en cada herida, en cada hombre. Detrás de todo, en todos, Él.
El hombre no ha nacido
para tener las manos
amarradas al poste de los rezos.
Dios no quiere rodillas humilladas
en los templos,
sino piernas de fuego galopando,
manos acariciando las entrañas del hierro,
mentes pariendo brasas,
labios haciendo besos.
Digo que yo trabajo,
vivo, pienso,
y que esto que yo hago es un buen rezo,
que a Dios le gusta mucho
y respondo por ello.
Y digo que el amor
es el mejor sacramento,
que os amo, que amo
y que no tengo sitio en el infierno.
“Digo” de Jorge Debravo
Muy buena frase "ve a desierto no para huir de ellos, sino para hallarlos en Dios". Aplicarla, ya es otra cosa. Luis
Reflexionando sobre el tema se llega a la conclusión de que la santidad solo la pueden poseer y experimentar los hombres amantes-amados.
Por su supuesto que el amor es la clave del proyecto cristiano, y que la santidad no es más que una vida de amor. No has podido decirlo mejor.
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