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martes, 21 de julio de 2009

Caminos abstractos para la santidad.


Escribe Henri Nouwen en su libro sobre TM: "La idea de que lo más sagrado no permite externalización u objetivización ciega preocupó a Merton, ya que su vida era una búsqueda permanente de Dios". Por eso escribe TM en "El camino de Chuang Tzu":


"Cuanto más buscamos "el bien" fuera de nosotros mismos como algo a ser alcanzado, más sentimos la necesidad de discutir, estudiar, comprender y analizar la naturaleza de ese bien. De este modo, nos sumergimos más en abstracciones y en la confusión de opiniones divergentes. Cuanto más objetivamente se analiza "este bien", cuanto más se lo considera como algo a alcanzar a través de técnicas virtuosas especiales, se vuelve menos real. Cuanto menos real se vuelve, más se aleja en la distancia de lo abstracto, lo futuro, lo inalcanzable. Entonces, nos concentramos más en los medios para alcanzarlo. Y cuando el fin se vuelve más remoto y más difícil, los medios se vuelven más elaborados y complejos, hasta que finalmente el simple estudio de los medios es tan demandante que todos los esfuerzos se centran en él, y el fin cae en el olvido... Todo esto no es más que desesperanza organizada: "el bien que el moralista predica y exige finalmente se vuelve "mal", sobre todo porque la búsqueda sin esperanza de este bien nos desvía del verdadero bien que ya poseemos y que despreciamos o ignoramos" (23)


En este texto he descubierto yo el modo justo de comprender la santidad desde la perspectiva de TM; buscando una "santidad" abstracta, irreal e inalcanzable, nos hemos olvidado de que ya somos santos, por puro don de Dios. Sumergidos en técnicas, modelos, virtudes, cumplimientos, es decir, en los medios para alcanzarla, hemos perdido el norte respecto al fin al que estamos llamados. La santidad no es algo ajeno, exterior, sino que es nuestra propia identidad, interior, porque así lo ha querido Dios. "Hechos a su imagen y semejanza".

4 comentarios:

Inés García, aci dijo...

Gracias p.Manuel, es interesante esto de adentrarnos en lo que significa la santidad según TM.
Creo que para todos Gandhi fue un hombre santo, y que el camino de la no-violencia fue su legado para la humanidad, como es un hombre de Dios pienso que su ejemplo puede dar luz en esta reflexión sobre la santidad, y que coincide con TM.
En un libro("Todos los hombres son hermanos.Gandhi".-Ed.Atenas,1981) que a veces releo, dice en el capítulo "El fin y los medios": La ahimsa(la no-violencia, en su aspecto positivo es la fuerza del amor) y la Verdad están tan estrechamente trabadas entre sí que es prácticamente imposible separar la una de la otra. Son como las dos caras de una moneda o más bien de una lámina metálica sin espesor ni inscripción alguna. ¿Cómo distinguir entonces el reverso del anverso? Sea lo que fuere, la ahimsa represente los medios y la verdad el fin. Para que los medios sigan siendo medios, tienen que estar siempre a nuestro alcance. Por eso, la ahimsa es nuestro deber supremo. Si uno pone en práctica los medios, tarde o temprano conseguirá el fin. Una vez que se ha alcanzado ese punto, la victoria final está fuera de duda. Cualquiera que sea la dificultad con que tropecemos, cualquiera que sea nuestra aparente derrota, no es posible renunciar a la búsqueda de la verdad que es única, ya que no es otra cosa que el mismo Dios".
Saludos,
inés

Angelo dijo...

Había oido hablar de él. Viendo tu devoción me ha impresionado y me ha invitado a conocerlo mejor. Lo que estoy leyendo es fantástico. Gracias por ello

SAN dijo...

Qué bien expresa Merton la idea del "bien poseído", de la "santidad comunicada" como una parte intrínseca a la Creación amorosa, amante de Dios.
Y qué gusto leerte Manuel, en tu visión de la santidad mertoniana.
Aunque hay veces que nos obcecamos en la abstracción, buscamos por caminos sinuosos y difíciles, sin querer ver que tenemos ya los pies en la autopista. Parece que nos gusta la complicación.

Anónimo dijo...

Veo que insiste mucho en el tema de la santidad cristiana, y no dejo de tener mis dudas al respecto. Es evidente que la mirada de TM es diferente, pero en la Iglesia la concepción de "ser santo" no deja de ser bastante mediocre y supersticiosa, funcionando como mero recurso para acceder a bienes fáciles, sin esfuerzo. Tal vez una recuperación de la santidad como ideal auténtico pase por una revisión de conceptos, y en esto Merton podría ayudar mucho.
Víctor.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.