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jueves, 7 de octubre de 2010

PALABRA SAGRADA

En la oración podemos usar palabras que funcionan como una llave para conectarnos con el nivel más interior de nuestro ser, y con el SER, que es Dios. Algunos les llaman "mantras", otros "jaculatorias". Este autor, que promueve la llamada "oración centrante", habla de "la palabra sagrada":

“Cualquiera que sea la palabra sagrada que se escoja, es sagrada no por su significado sino por la intención que representa. Expresa tu intención de abrirte a Dios, el Misterio Máximo, que mora en nuestro interior. Es un punto de enfoque al cual regresar cuando notas que tu interés ha sido cautivado por los pensamientos que pasan.

Una vez que te sientas cómodo con la palabra escogida, quédate con ella (Ejemplos de palabras que pueden ser sagradas: Dios, Jesús, Espíritu, Abbá, amén, paz, gloria amor, perdón). Si te sientes inclinado a escoger otra, puedes hacerlo, pero no hagas estos ensayos durante el período mismo de la oración. La palabra sagrada es una señal o flecha que apunta al sitio donde deseas llegar. Es una manera de renovar tu intención de abrirte a Dios y de aceptarlo tal como Él es. No es que a nadie se le impida a orar de otra manera en otro momento, sino que durante el período de la oración centrante no es el momento de interceder específicamente por otras personas. Cuando te abres a Dios, de hecho estás orando por todos, en el pasado, el presente y el futuro. Estás abrazando la creación entera. Estás aceptando toda realidad, comenzando por Dios y por esa realidad íntima de tu ser, de la cual generalmente no estás consciente, o sea, tu nivel espiritual.

La palabra sagrada permite que uno se sumerja en su Origen. El ser humano fue creado para la felicidad y paz sin límites, y cuando nos percatamos de que nos estamos empezando a mover hacia éstas, no necesitamos mucho esfuerzo. Lo que sucede es que la mayoría del tiempo vamos en dirección opuesta, porque tenemos la tendencia de identificarnos con nuestra falsa identidad y sus preocupaciones, y con el mundo que estimula y ayuda a reforzar esa falsa identidad”.

Thomas Keating.
Mente abierta, corazón abierto”.

1 comentario:

San dijo...

Este conocido trapense considera la oración centrante como una forma de meditación, una especie de “terapia divina”. Sea cual sea la palabra sagrada (incluso puede no tener un contenido religioso), es una “llave” que nos abre a la Presencia, y lo más importante es su efecto en nosotros: llegar a sentirnos habitados por el Amor, llenarnos por Él y confiar. La consecuencia es que nos anclamos realmente a la vida, al mundo y al hombre, porque todo, y en todo, Es.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.