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lunes, 7 de mayo de 2012

LIBERTAD

“Pese a lo mucho que disiento con algunas de las afirmaciones de Bultmann sobre la religión no cristiana, no puedo evitar el ser influido y conmovido por su argumento básico, que es completamente convincente y de lo más saludable. “La gracia de Dios incide en la gracia del hombre en un sentido tan cabal que sostiene la existencia íntegra del hombre, y solo puede ser concebida como gracia por quienes renuncian a su entera existencia y se dejan caer en las insondables y vertiginosas profundidades sin buscar algo a lo que aferrarse”. La gran esperanza de nuestro tiempo es, me parece, no que la Iglesia se vuelva de nuevo un poder mundial, una institución dominante, sino, por el contrario, que el poder de la fe y el espíritu sacudan el mundo cuando los cristianos hayan perdido lo que aferraban y hayan ingresado al reino escatológico. De hecho, es ahí donde ya estamos. Pero ellos no saben cómo soltarse y caer en las profundidades donde no hay en qué apoyarse. Ellos no confían en que Dios sacuda el mundo: prefieren sacudirlo ellos mismos. Esto significa su propia ruina. ¡De todos modos, Él lo sacude! Desde cierto punto de vista, mi vida monástica me leva “cerca de Dios”, pero esta proximidad es una ilusión a menos que la vea también en algún sentido como un conflicto con Dios y, por lo tanto, como un temor. ¿Paz monástica o temor monástico? Ambos. La vida monástica como una cosa segura, como una respuesta a cada problema, puede convertirse en una gran ilusión y un embuste, casi la negación de la esencia del cristianismo”. Thomas Merton. 13 de enero de 1964, Un voto de conversación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desafortunadamente, la realidad es que no todos las personas gozan igual de la vida, no todas disfrutan de una vida satisfactoria ni de la misma libertad. Se cuentan por millones los seres humanos que soportan graves carencias (económicas, laborales, afectivas, sanitarias, sociales…) o sufren desequilibrios psicológicos (angustia, ansiedades, inseguridades…). Nouwen, sin ir más lejos, estuvo afectado por una de las múltiples clases de neurosis que encontramos tipificadas en los manuales. Tampoco la trayectoria vital de Merton es simple ni lineal. Si intuyen hondos sufrimientos en su andadura, vacíos existenciales y negruras anímicas.
Ante todos esos condicionamientos internos y circunstancias exteriores, actúa la inteligencia humana, que precisamente consiste en la creación de soluciones prácticas ante los problemas y abismos que plantea la existencia a cada uno.
Desde épocas prehistóricas, los seres humanos buscaron una serie de mecanismos que les permitieran liberarse de esas carencias y sufrimientos. Y hallaron un recurso como el más apto para salvarlos de su dolor y de sus miedos. Si aquí sufrimos, apostamos por la esperanza de alcanzar la plenitud en una vida del más allá. Si aquí gozamos, superamos la angustia del final apostando por la esperanza de una prórroga eterna y aún más satisfactoria. En ambos casos se precisa la fe en un Misterio que nos salve siempre e incondicionalmente de lo perecedero, limitado e imperfecto. Un Misterio que nos llene de amor infinito, aunque sólo nos hable al corazón a través de la imaginación y los sueños.
Todo este mecanismo nos resultará beneficioso siempre y cuando nos haga más felices y libres. Yi nos hace también compartir y repartir esa felicidad. Un recurso que también es lícito, porque cada uno tiene derecho a elegir libremente la fórmula que le sirva para vivir mejor. Todas las fórmulas son respetables, sin otra limitación ética que la de no utilizar ni manipular a los demás en beneficio propio, ni vulnerar ninguno de sus derechos, ni crear desigualdades injustas.
El problema surge cuando la fe se convierte en instrumento para obtener poder e influencia sociales, cuando se utiliza para alcanzar privilegios y lograr beneficios económicos.
Cuando la fe y la espiritualidad se organizan en religiones, y las religiones se estructuran en instituciones, se puede llegar a la pervertir la esencia de la fe y la espiritualidad. Se puede caer en contradicciones, absurdos e incoherencias.
Afortunadamente, el tiempo y la evolución han ido derribando muchos muros y soltando lastres. El mayor acceso de la población a la cultura, los avances de la ciencia, el progreso social, los gobiernos democráticos, han dado sus frutos. La gente ya entra en los templos sin renunciar a pensar, sin renunciar a su libertad.
Pero todavía queda mucho por hacer, y ni lo conseguido, ni lo que ha de conseguirse todavía, se consiguen silenciando críticas, poniendo flores a las aristas o intentando nadar y guardar la ropa.
La historia enseña, conocer el pasado es útil, sobre todo, para aprender a actuar en el presente y poder escribir un futuro distinto.
Cada día aumenta el número de personas que, profesando la fe en Jesús y siguiendo su mensaje, se comprometen a no seguir por el camino más cómodo. Su conciencia y su coherencia les obligan a hablar y a no callar, y aunque las reflexiones sean amargas, sienten que no pueden ni deben edulcorarlas. Por honestidad y fidelidad a su conciencia no pueden seguir diciendo “sí y amén” a normas, cánones, dogmas, ritos y tradiciones.
Gracias al soplo del Espíritu, la fe madura y se va haciendo adulta. Y los adultos maduros ya no pueden ser manipulados y movidos por soplos humanos, como los niños. Aunque el soplo provenga de cabezas mitradas.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.