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miércoles, 23 de mayo de 2012

MAESTROS

Merton habla en estos textos de dos figuras esenciales a la espiritualidad cristiana. Como siempre él estuvo al tanto de lo mejor y más auténtico en este campo es increíble ir descubriendo nombres de santos, poetas y escritores de todos los tiempos mientras se leen sus diarios, cartas y ensayos. ¿Conoces tú a estas dos figuras, algo de su vida, algún escrito? Meister Eckhart tendrá limitaciones, pero de todos modos yo estoy en éxtasis con él. Me gusta la brevedad, la incisividad de sus sermones, su modo de penetrar derecho en el corazón de la vida interior, la chispa despertada, la Palabra creativa y redimida, Dios nacido en nosotros. Es un gran hombre que fue derribado por un montón de hombrecillos que creyeron que le podrían destruir, que creyeron que le podrían arrastrar a Aviñón y desacreditarle por completo. Y en efecto, quedó destruido, después de su muerte, en veintiocho proposiciones que sin duda se podrán encontrar en algún sitio de su obra, pero que no tienen nada de su alegría, de su energía, de su libertad. No eran suyas en sentido de que no eran en absoluto lo que él pretendía decir. Pero se las podía hacer coincidir con palabras que se habían dicho. Y supongo que hay que tomar en cuenta tales cosas. Eckhart no tenía ese tipo de mente que desperdicia el tiempo en ser cauto en cada coma: confiaba que los hombres reconocerían que lo que él veía era digno de verse porque daba evidentes frutos de vida y alegría. Para él, eso era lo que importaba. Pero los otros estaban pensando en otras cosas. Les importaba lo que podían significar esas palabras para quien no tuviera interés por el tipo de experiencia religiosa de Eckhart”. “El enorme éxito de Teilhard de Chardin se debe al alivio universal que sienten ahora los cristianos: a la vez pueden reconocer su culpabilidad colectiva y hacer un gesto de reconciliación con “el mundo”, al que resulta, pertenecen de todos modos. Teilhard ha hecho posible a los cristianos creer en sí mismos como hombres del mundo a que pertenecen de modo obvio y necesario, y hacia el cual toda actitud de contemptus en teología resultaría una actitud sin significación. Su éxito fenomenal se debe al hecho de que ha hecho posible a miles de cristianos reconciliarse consigo mismos. Al hacerlo así, claro, ha realizado una tarea providencial, esencial para una auténtica renovación contemporánea de la religión”. Thomas Merton. “Conjeturas de un espectador culpable”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

El post habla de buenos maestros. Pero hay otras personas que ejercen magisterios, y que no son precisamente dignos de seguimiento. Es el caso de algunos jerarcas que ejercen el magisterio inapelable que pretende imponernos la institución eclesiástica, con el brillante argumento de ser representantes autorizados de la autoridad divina ¡y ser expresión y voz de la voluntad de Dios! Cuando en realidad han construido todo su poder todo un entramado exegético manipulado que, en muchos casos, está en las antípodas del eje y sustancia evangélica. Un magisterio tejido al hilo de una serie de intereses, con un solo fin: ejercer dominio y control, tener poder.
Como muestra, una de las últimas declaraciones de uno de los maestros que ejercer en un puesto de la cúspide el magisterio eclesiástico: un cardenal del Vaticano, Ennio Antonelli, el responsable de organizar el próximo macro espectáculo institucional, el VII Encuentro Mundial de las Familias (por supuesto, de las familias “como Dios manda”, según catalogación de ese magisterio). Pues bien, como declaración preparativa para ese encuentro el cardenal acaba de dar el siguiente titular textual a la prensa: “el compromiso homosexual es contrario a la voluntad y al designio de Dios”. Tras este joya, lógicamente, a continuación seguirán otros tesoros, como demonizar el divorcio, los métodos anticonceptivos, el sexo fuera del matrimonio… Más de lo de siempre y sin freno marcha atrás. Con este tipo de argumentos, ¿a qué seres humanos del mundo del siglo XXI pretenden poder manipular, dirigir y controlar? Aunque lo verdaderamente grave es que alienan el evangelio de Jesús.
Qué falta nos hace que el viento del Espíritu ventile las estructuras y a quienes las habitan… pero, tal y como están las cosas necesitamos por lo menos un huracán tropical para limpiarnos de tanta telaraña, ranciedad y malos polvos.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.