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lunes, 3 de diciembre de 2012

LIBRES

Hay un dicho: Vender agua en el río. Significa que el maestro está de pie, en el río, con el agua hasta las rodillas, y vende el agua a las personas que se le acercan. Podrían cogerla ellas mismas del río, pero prefieren dar dinero a cambio del agua. No se atreven a coger el agua por sí mismos”. (W.J)

4 comentarios:

Luna dijo...

Buena cita para pensar, Manuel.
Y pienso que sí, que siempre ha habido, hay y habrá, “listos” y “tontos”. O lo que es lo mismo, “listos” que se aprovechan para sacar beneficios (los que sean). Un ejemplo: en determinadas instancias siempre hay quien quiere que creamos que necesitamos indispensablemente intermediarios oficiales entre Dios y nosotros, el resto de los hombres. Tutores que marquen el paso y dirijan el camino de otros semejantes a los que por arte y magia (más magia que arte) nos han colocado la etiqueta de la minoría de edad espiritual y religiosa.
Libres, siempre libres. Capitanes de nuestras almas y dueños de nuestros destinos.

Anónimo dijo...

Lamentablemente, la iglesia católica siempre ha estado interesada en aparecer como imprescindible aguadora de Dios, con el interés puesto en mantener unos esquemas y unas estructuras que le permitan seguir siendo un emporio económico que le posibilité seguir ostentando poder y ejerciendo presiones e influencias. Y lo más triste es que lo sigue consiguiendo, cada vez menos, pero aún sigue siendo así en los países menos desarrollados económicamente y menos formados culturalmente. Es allí donde despliegue todas sus herramientas de seducción para captar a unos funcionarios (ministros y religiosos.as) que continúen en la labor adoctrinaste en sus normas y condiciones. En Europa las parroquias y conventos que subsisten lo hacen con "mano de obra" de otros continentes, de países cantera de emigrantes.
Como muy bien expresa Hans Kung:

Donde no hay libertad, no está el Espíritu del Señor. Esta libertad, por más que haya de realizarse en la existencia del individuo, no debe ser en la Iglesia un mero llamamiento moral (ordinariamente dirigido a los otros). Tiene que ser efectiva en la configuración de la comunidad eclesial, en sus instituciones y constituciones, de suerte que éstas nunca puedan tener un carácter opresivo o represivo.

Nadie en la Iglesia tiene derecho a manipular, reprimir o suprimir, abierta o solapadamente, la libertad fundamental de los hijos de Dios y establecer la soberanía del hombre sobre el hombre, en lugar de la soberanía de Dios. En la Iglesia debe manifestarse esta libertad en la libertad de palabra [franqueza] y en la libertad de acción y renuncia [libertad de movimientos y liberalidad en el sentido más amplio de la palabra], pero también en las instituciones y constituciones eclesiásticas: la misma Iglesia debe ser a la par ámbito de libertad y abogada de la libertad en el mundo».

Candela dijo...

Felicidades por tu regreso , ansiosos tus seguidores de poder volver a leer tus escritos tan interesantes llenos de tanta verdad.
La Libertad no da la oportunidad de no ser esclavos y aunque no tenga cadenas , grilletes ni rejas ... a veces venimos siendo esclavos por imposición de prejuicios , normas impuestas a quien mejor postor que nos lleva a pasar días sin Luz no por falta de la verdadera LUZ sino por la falta de claridad .
Un gran saludo y reitero con especial atención , la bienvenida de tu regreso al mundo del blog .

Anónimo dijo...

"Nunca he vivido sin religión y no podría vivir sin ella un sólo día, pero he podido pasar toda mi vida sin una iglesia. No soy representante de ninguna doctrina fija y establecida. Soy un hombre de cambios y transformaciones. Nunca he podido ser protestante o católico, partidario de Bach o de Wagner, para mí, la vida y la historia sólo tienen sentido y valor total en la diversidad con que Dios se presenta en inagotables configuraciones. Creo que una religión es tan buena como cualquier otra. No hay ninguna en la que no se pueda convertir uno en un sabio, y ninguna en la que no se pueda cometer el más estúpido fetichismo". Hermann Hesse

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.