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jueves, 13 de diciembre de 2012

MERTON Y JUAN DE LA CRUZ


 Merton reconoce la influencia que los santos del Carmelo han ejercido en su camino espiritual, y en casi todos sus libros aparece alguna referencia sobre estos. Pongamos algunos ejemplos: en sus “Diarios”, y en particular en “El signo de Jonás”; en “Cuestiones Disputadas”, en “La experiencia interna”. A propósito de Juan de la Cruz también apunta TM en "Ascenso a la Verdad": 
 

SAN JUAN DE LA CRUZ, según Thomas Merton.

“Cuando en 1538 Juan de Yepes conoció a santa Teresa, él tenía veintiséis años. Había estado cinco años en la Orden Carmelita, pero debido a que sus expectativas de una vida solitaria y contemplativa no iban a ser cumplimentadas bajo una regla atenuada, se estaba preparando para hacerse cartujo. Santa Teresa lo persuadió de que Dios tenía otros planes para él: no debía unirse a una de las órdenes monásticas donde la contemplación era ampliamente una cuestión de oración oral. Él no se había equivocado al hacerse carmelita: todo lo que precisaba hacer era volver al ideal carmelita original y hallaría una abundancia de oportunidades para la comunicación solitaria con Dios, junto con la mortificación que protege la “pureza del corazón” sin la cual ningún hombre puede “ver” a Dios.
A primera vista, el joven fraile carmelita no parecía el tipo de persona con quien se espera construir una orden completamente nueva. Media apenas 1, 55 metros. Tenía una actitud tímida, silenciosa, sensible y, lejos de ser comunicativo, a menudo quedaba tan abstraído que no advertía lo que los demás le decían. Sin embargo, Santa Teresa pronto descubrió que él poseía una sabiduría profunda nacida de la experiencia. Él era tan sensato como ella, y más todavía, tenía pasta de teólogo. Además, contaba con la energía y el coraje de ella, aunque él no estaba a tono con su pintoresco temperamento. Finalmente, como se verificó después, él era un poeta, uno de los más interesantes poetas en una época de genios. No obstante, esto sólo fue evidente más adelante.
El invierno de 1568-69 halló a los tres primeros frailes carmelitas viviendo en una pequeña casa de granja fuera de la aldea llamada Duruelo. Tenían pequeñas celdas en la buhardilla, y en sus horas de contemplación la nieve se filtraba por las resquebrajaduras de las tejas, durante el día predicaban por toda la campiña. Pronto se consolidaron las bases y la reforma tomó cuerpo. Pero bien antes de eso hubo que atravesar la prueba de un serio conflicto. Los inevitables celos de los miembros no reformados de una orden que atravesaba su reforma produjeron numerosos pretextos para entorpecer la obra de Santa Teresa. Como resultado de la tempestuosa elección conventual, Juan de la Cruz fue encarcelado en Toledo, donde fue bastante maltratado durante unos nueve meses. Sin embargo, en este período, escribió tres de sus más grandes poemas, que contenían la doctrina que más adelante se convertiría en tres tomos sobre la oración mística.
Tras una fuga de la prisión que en pocas palabras fue sensacional, San Juan de la Cruz retomó su reforma durante un breve pero fructífero período de trabajo y escritura, en el cual presidió otras nuevas fundaciones. A esta altura, la reforma estaba bastante bien establecida. En 1585, fue adoptado un nuevo sistema de gobierno para los Carmelitas Descalzos, y Juan de la Cruz fue nombrado como consultor del flamante consejo administrativo. El nuevo sistema no había sido diseñado por San Juan. Desde el fallecimiento de Teresa, en 1582, había surgido una nueva generación que comenzó a guiar la reforma según nuevos lineamientos. El espíritu que guió este nuevo despliegue era un banquero genovés converso, Nicolás Doria, que simplemente fue un hombre de acción. Era un asceta rígido y dominador con escaso aprecio por la contemplación, y una vez Santa Teresa comentó secamente a su respecto: “Hay ciertos tipos de santidad que yo no entiendo”.
Doria ya había sacado del medio a uno de los favoritos de Santa Teresa, Jerónimo Gracián. El turno de San Juan de la Cruz llegaría pronto. Tras cinco años como consultor, el santo fue súbitamente despojado de su cargo y destinado México. Pese a ello nunca salió de España. Su salud se deterioró por completo durante el verano de 1591. Fue hospitalizado en un convento cuyo prior disentía con él y no se abstuvo de recordarle el hecho diariamente. Falleció a finales de ese año. Fue canonizado en 1726 y declarado Doctor de la Iglesia 200 años más tarde”.

“Ascenso a la Verdad”, páginas 320-323
Thomas Merton
Ed. Lumen.


 
SAN JUAN DE LA CRUZ ejerció una influencia particular en TM, en sus concepciones espirituales, sobre todo en la primera etapa de su vida monástica, y su conocimiento de la obra del santo era amplia; en sus libros aparecen también abundantes referencias a este santo, en artículos, y de modo especial  en Ascenso a la verdad” (1951). Es lógico por tanto que en la comprensión de la santidad cristiana tuvieran mucho peso los conceptos austeros del maestro de la  “nada”.En el libro de Thomas Merton, "El signo de Jonás" aparece constantemente citado el nombre de San Juan de la Cruz, así como textos y poemas suyos. Fue una presencia importante en los años de formación monástica de TM.

"Me siento obsesionado por las Cautelas de San Juan de la Cruz, especialmente por la segunda contra la carne. Contra la atracción de las cosas materiales".


"Momentos de belleza en este día.... La cubierta de la nueva traducción francesa de San Juan de la Cruz".


"Anoche, antes de Completas, cuando me hallaba junto al granero contemplando el huerto, pensé en lo que dice San Juan de la Cruz acerca de llevar en el corazón la imagen de Jesús crucificado".



Termino con un juicio de Merton sobre el santo:
“Fuera de su nativa España, San Juan de la Cruz nunca fue un santo muy popular. Su doctrina es considerada como “difícil”, y le exige a los demás la misma austeridad intransigente que él practicó durante su vida entera. Sin embargo, un estudio más ceñido a su doctrina…, probaría que San Juan de la Cruz poseía todo el equilibrio, la prudencia y la “discreción” que caracteriza a la más elevada santidad. No es un fanático aplicado a sobrecargar a sus subordinados con fardos insoportables que acabarían por reducirlos a ruinas morales y físicas. Las exigencias que formula son inflexibles en lo esencial pero flexibles en sus aspectos accidentales. Su único propósito consiste en situar al hombre entero, cuerpo y alma, bajo la guía del Espíritu de Dios. En la práctica, San Juan de la Cruz se opuso inexorablemente al formalismo y la inhumanidad de quienes comparaba con “herreros espirituales” que martillaban violentamente las almas de sus víctimas para hacerlas calzar en algún modelo convencional de perfección ascética. Sabía muy bien que este tipo de ascetismo era uno de los más defectuosos, porque a menudo era una manifestación de incorregible orgullo espiritual. La claridad y la lógica de este carmelita español, sumada a su insuperable y experimentado conocimiento de las cosas de Dios, lo sitúan de lejos como uno de los más grandes y más confiables de todos los teólogos místicos”.

“Ascenso a la Verdad”, páginas 320-323
Thomas Merton
Ed. Lumen.
 

 


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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.