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viernes, 16 de septiembre de 2022

DIMENSIÓN CONTEMPLATIVA DEL CAMINO CRISTIANO

"La misión del contemplativo en este mundo de conflicto masivo y de sinrazón colectiva es buscar el verdadero camino de la unidad y de la paz sin sucumbir al engaño de refugiarse en un ámbito de abstracciones del que las realidades desagradables quedan excluidas por la mera fuerza de la voluntad. Al confrontar el mundo de una forma completamente diferente, mantiene vivo en el mundo la presencia de una conciencia espiritual e inteligente que es la raíz de la verdadera paz y de la genuina unidad entre los hombres. Esta conciencia ciertamente acepta el hecho de una existencia empírica e individual pero rehúsa tomarla como la realidad básica. 

La realidad básica no es ni el yo individual y empírico ni una entidad ideal o abstracta que tan solo puede existir en la razón. La realidad básica es el propio ser, que es uno en todos los existentes concretos, que se comparte a sí mismo con ellos, y que se manifiesta a través de ellos. La meta del contemplativo es, en su nivel más bajo, el reconocimiento de este esplendor del ser y la unidad, un esplendor en el que él es uno con todo cuanto es. Pero en un nivel todavía más alto, es la base trascendente y la fuente de todo ser, el así llamado no ser y vacío porque está más allá de toda definición y limitación. Esta base y fuente no es simplemente un vacío inerte y pasivo, sino que para el cristiano es puro acto, pura libertad, pura luz. El vacío que es «puro ser» es la luz de Dios que, como dice el Evangelio de san Juan, «ilumina a todo hombre que viene a este mundo».


Específicamente, el Evangelio considera a todo ser surgiendo del Padre, Dios, en su Palabra, que es la luz del mundo. «En ella (la Palabra) estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron» (Juan 1,4-5). Ahora muy a menudo las preocupaciones generalmente activas y éticas de los cristianos les hacen olvidarse de esta dimensión más contemplativa del camino cristiano. Tan activa ha sido, de hecho, la faz presentada por el cristianismo al mundo asiático que el elemento contemplativo oculto del cristianismo ni siquiera es sospechado por los asiáticos. Pero sin la raíz profunda de la sabiduría y la contemplación, la acción cristiana no tendría sentido ni propósito. El cristiano no es, pues, simplemente un hombre de buena voluntad, comprometido con un cierto conjunto de creencias, con una concepción dogmática definida del universo, del hombre y de la razón de la existencia humana. No es simplemente alguien que sigue un código moral de hermandad y benevolencia con un énfasis marcado sobre algunas recompensas y castigos de los que se hace acreedor el individuo. Lo que subyace al cristianismo no es sencillamente un conjunto de doctrinas sobre Dios, que mora en lo remoto del cielo, y sobre el hombre, luchando sobre la tierra, lejos del cielo, para apaciguar al Dios distante por medio de sus actos virtuosos. Por el contrario, los propios cristianos con frecuencia no se dan cuenta de que el Dios infinito mora en ellos, de que Él está en ellos y ellos en Él. No se dan cuenta de la presencia de la fuente infinita del ser en medio del mundo y de los hombres. La verdadera sabiduría cristiana se orienta, por tanto, a la experiencia de la Luz divina que está presente en el mundo, la Luz en la que todas las cosas existen y que, sin embargo, es desconocida al mundo porque ninguna mente puede ver o comprender su infinidad. «En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron» (Juan 1,10-11).

Thomas Merton
Del prefacio a la edición japonesa de Semillas de contemplación , Marzo de 1965

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.