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viernes, 11 de julio de 2008

Distracciones en la oración.


Finalmente toquemos un aspecto práctico en la vida de oración, al que Merton dedica atención en estas conferencias: las distracciones. Estas aparecen fundamentalmente en el plano individual. Si la conciencia con la que oro es una conciencia individual y me esfuerzo por mantener una unión individual con Dios, todo se convierte en motivo de distracción. El mundo entero es una distracción. La solución está, no en tratar de excluirlo todo para quedarnos solos, Dios y yo, sino en mostrarse receptivo a todo.
¿Qué hacer? Pues ignorarlas, si no les prestas atención ellas desaparecen. También puedes hacer como hacen los budistas: observarlas. Lo importante es sentirse libre frente a eso que sucede.

Prestemos atención a lo siguiente:

“Si se concentran excesivamente en Dios como un objeto más entre otros, tendrán dificultades porque se trata de Dios frente a otros objetos. Y Dios no es un objeto. Dios no es una cosa entre otras, y si colocan a Dios frente a todo lo demás, los problemas a que se enfrentarán serán insolubles”.
“Dios no se opone a nada. Dios no se opone a ninguna de sus criaturas.
Este es el auténtico problema que está latente en algunos libros tradicionales de espiritualidad en los cuales Dios aparece frente a las criaturas desde el principio hasta el final. Si se dejan arrastrar por esa dinámica no hay mucho que esperar. Jamás saldrán de ella. Tienen que poner juntos a Dios y a las criaturas y ver a Dios en Su creación y a ésta en Dios, sin separarlos en ningún momento. En efecto, todas las cosas son manifestación de Dios, mas bien que velos que ocultan a Dios u obstáculos en el camino hacia Él”.


No podemos orar de esta manera: aquí estoy yo, aquí está Dios, aquí los objetos, las distracciones, las personas, y yo luchando todo el tiempo para mantener una línea de comunicación entre Dios y yo, obstaculizada por todo lo demás. (De ahí que “toda la esencia de la oración contemplativa radica en el esfuerzo por superar la división entre sujeto y objeto”). Es necesario adquirir una conciencia más profunda. Las cosas pertenecen a Dios, las personas también, todo es parte de un plan de amor, todo me manifiesta la bondad de Dios. Nada es un obstáculo, todo le manifiesta, le revela. No tengo que luchar contra nada.

“Si dejo que las cosas existan, Dios me hará ver claramente qué es lo que Él quiere que yo comprenda y qué es lo que Él desea que yo sepa. Lo más importante es precisamente dejar las cosas tranquilas, permitir que hagan acto de presencia en nuestra vida y que se desarrollen como ellas quieran”.

En la oración es importante respetar el ritmo de las cosas, ser paciente, estar siempre atento y abierto. Para con Dios, y así el tiempo que dedicas a orar será un tiempo bueno, que merece la pena, provechoso, aunque no sepamos explicar por qué.

En resumen: “Para esto vino Cristo a la tierra: para ofrecer a hombres y mujeres este tipo de libertad, este tipo de simplicidad, este tipo de garantía de las realidades profundas, una garantía de que aquí hay algo”.
“Por eso nuestra vida depende enteramente y por encima de todo de la oración, porque este tipo de conciencia profunda se desarrolla en la oración”.
“Cada uno debe orar de una manera que le resulte personalmente auténtica”.
“Nosotros tenemos que mantener las líneas de comunicación siempre abiertas, de manera que no somos simplemente nosotros, sino Cristo en nosotros y la Iglesia en nosotros, y estamos abiertos a toda esa realidad de verdad, que es la mente de la Iglesia en su sentido más profundo”.

Decir, como los apóstoles: “Nosotros hemos contemplado con nuestros ojos y tocado con nuestras manos la palabra de vida”.

“Nosotros somos más que simplemente nosotros mismos”
(TM).

Acotación importante:
La oración no es una vía de escape para huir de la realidad y de los problemas, no puede convertirse en un refugio para no atender lo que nos cuestiona y exige. “Ser cristiano, dice Merton, es complicarse la vida”. La oración nos ayuda a obedecer la voluntad de Dios, a ser dóciles a la Palabra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta entrada me hace pensar dos cosas: lo prtimero, que orar es fácil y es difícil, segun la mirada que tengamos sobre el tema, pero siempre es necesario.
Lo segundo: que ser cristiano es comprometerse con la vida y con el mundo. No puede ser dar la espalda.
Merton conoció ambas cosas y nos ayuda a comprender.
Gracias por estas meditaciones.
Alfredo.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.