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sábado, 19 de julio de 2008

El monje en los márgenes de la sociedad.


En el mes de septiembre de 1968 Thomas Merton envió una carta circular a sus amigos y amigas para ponerles al tanto de su situación y cortes rumores que circulaban; entre otras cosas afirmaba:

“Considerando la importancia crucial del momento actual, la necesidad de renovación monástica y la falta de ayuda a nuestros monasterios de Asia y sus continuas llamadas solicitándola, personalmente he considerado como una obligación el responderles. Pienso que esto me dará también la oportunidad de entrar en contacto con el monacato budista y recabar así información de primera mano sobre él. La duración de mi estancia en Asia no está determinada”.

En el epílogo de “Diario de Asia”, Francisco Rafael de Pascual, ocso, escribe:

“La experiencia contemplativa de Merton se hizo en Oriente pura escucha; la propia experiencia itinerante de su vida y la azacaneada aventura interior del monasterio lo llevaron a base de autodisciplina a abordar situaciones nuevas, libre de prejuicios y con una mirada compasiva tan amplia como solo tiene aquel que ha experimentado la infinita misericordia de Dios en la propia vida”.

Fue, a su decir, una “búsqueda concienzuda de autenticidad”, que nos permitió a nosotros asomarnos con él a una dimensión extraordinaria de la realidad, y aprovecharnos además de ella, siguiendo el itinerario existencial de sus escritos más personales, a través de los cuales nos dio la oportunidad de compartir su viaje. En su narrativa, sigue diciendo este autor, “Merton alcanza la libertad plena en su narrativa y en su opinión sobre lo divino y lo humano”.

Cuando los seis delegados trapenses a la Conferencia de Bangkok escribieron al P. Flavian Burns, superior de Merton, para ponerle al tanto de lo sucedido en relación con su muerte, afirmaron que tras haberle conocido, unos más y otros menos, no cabía duda de que “verdaderamente era un monje auténtico”, “la imagen viva de alguien a quien todos nosotros podíamos llamar profundamente hermano”.

En una de las conferencias que Merton dio en su itinerario asiático, en Calcuta, para ser precisos, octubre, sobre el monacato, dijo algunas cosas que complementan todo lo anterior:

El monje no forma parte del “sistema”. Es una persona marginal que se sitúa deliberadamente en los márgenes de la sociedad con la intención de profundizar en la experiencia fundamental del hombre. Consecuentemente, siendo yo una de esas extrañas personas, les hablo como representante de todas las personas marginales que deliberadamente optaron por esa clase de vida… esa clase de personas que de cualquier y de muchos modos se empeñan en una búsqueda vital y no tienen en absoluto un status establecido. Por eso mismo, les pido el favor especial de no ser considerado como un personaje que representa a una institución, sino como una persona sin status, una persona insignificante que se aproxima pidiendo caridad y paciencia…”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿en qué quedó el avance de Merton sobre la vida monástica en oriente?
¿hubo un movimiento de las órdenes contemplativas, luego del testimonio de Merton, hacia un nuevo planteo de la vida contemplativa en oriente?
Es un tema interesante para investigar...

Anónimo dijo...

Llena de alegría de encontrar este espacio.

Merton es maestro profundo y un hermano mayor que inspira a quien lo conoce.

Gracias por la tarea y por buscar

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.