Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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martes, 24 de marzo de 2009
Madurez humana y espiritual.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
3 comentarios:
A veces pienso que muchas cosas se arreglarían en el mundo si nunca utilizáramos lo que no se debe utilizar (espiritualidad, personas, bienes…), para sacar un provecho propio o para enmascarar nuestra realidad humana vital. Cualquier de las dos actitudes me parecen deshonestas. Pero, sobre todo, creo que suponen una falta de madurez que conduce irremediablemente al fracaso y a la falta de sentido.
Tenemos que cambiar la mentalidad y la forma de vivir. La felicidad no depende de las “cosas” que se tienen, sino de las “personas” que nos acompañan, que nos respetan, que nos toleran, que nos quieren y entregan ternura.
La experiencia espiritual sana y auténtica es la que deja huella de plenitud en la experiencia humana del día a día, la que nos convierte en cauce de humanidad para los demás, la que provoca una forma de vivir y no una forma de soñar, la que produce acciones liberadoras para uno mismo y los demás y no doctrinas, la que se manifiesta en cualquier acto de amor.
A veces, necesitaríamos entrar en un espacio de paz, de quietud, de pausa. Estar sencillamente con Él ahí, sin más. Un rato de abandono, en el que no haya nada que mostrar, un rato de sinceridad sin juicio.
Hace falta un tiempo perdido, un tiempo de silencio, para el encuentro con uno mismo, con Dios y con los otros.
SILENCIO
Octavio Paz
Así como en el fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen
En este tema he meditado muchas veces. No es infrecuente encontrarse con personas que con una regular vida espiritual no han podido superar defectos personales muy evidentes; dan la impresión de que lo espiritual, lo moral, lo psicológico, son parcelas que no se tocan entre sí. Tal vez sea sólo una impresión, es difícil juzgar desde fuera, y en realidad hay un proceso en curso, por eso me parece interesante este tema y he leído la entrada con interés y buscaré el libro.
He conocido también personas o personajes que utilizan la "imadurez" como disculpa de su hipocresía. La vida les pasa factura siempre, porque no viven, sólo sobreviven en medio del vacio afectivo, la servidumbre y el fracaso.
Por altos que levanten muros para no ver su auténtica realidad, la oscura verdad auténtica de su vida siempre sabe saltarlos.
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