Luego están los que no son cristianos, como Gandhi, o el profeta judío Abraham Heschel, o incluso los moralistas no religiosos como Albert Camus, cuyo impacto en la espiritualidad y la ética cristianas, ha igualado, indiscutiblemente, el de cualquier cristiano ortodoxo de nuestro tiempo. Al incluirlos en una lista ampliada de "santos", mi intención no es de arrastrarlos por la fuerza al redil cristiano, sino apuntar en la dirección del Dios que (de acuerdo con san Juan) es "más amplio que nuestros corazones". Como Heschel escribió: "La Santidad no es monopolio de una religión o tradición en particular. Dondequiera que se obre de acuerdo con la voluntad de Dios, dondequiera que un pensamiento humano se dirija a Él, hay santidad."
La cuestión más molesta para algunos lectores, será la inclusión de algunos hombres y mujeres que no representan una norma común de santidad. Si este presenta un problema, es posible que surja de nuestra tendencia a igualar la santidad con la perfección moral. Es de notar que este tipo de ecuación era algo desconocido para los autores de las Escrituras. La mayoría de los héroes bíblicos, incluyendo a Abraham, Jacob, Moisés y David, están, de varias maneras, llenos de faltas. Lo mismo puede decirse de los discípulos más cercanos de Cristo. Y, sin embargo, Cristo mismo dijo que quienes daban de beber a un extranjero sediento o visitaban a un prisionero en la cárcel, eran bienaventurados. Es seguro que en la "comunión de los santos", los hay cuyas aparentes debilidades servían de disfraz a la grandeza espiritual interior, pero cuyo testimonio, sin embargo, fue redimido por una sola gran acción, algún don especial, o simplemente por la honestidad de sus intenciones. Estas vidas también traen algún mensaje acerca del desafío de la fe en nuestros tiempos".
3 comentarios:
Creo que está bien confrontar al cristiano con otros modelos que, si de hecho no son propiamente cristianos, son por su vida, su conducta, netamente evangélicos. El pensamiento cristiano de las últimas décadas se ha visto iluminado por muchos de ellos: Gandhi, Simone Weil, y otros.
Entiendo que la Iglesia ha de buscar sus santos entre los propios, es lo natural; personas ejemplares en la vivencia de la fe. También creo que no está mal estar abiertos a otros modelos también, aunque no sean católicos, o cristianos. Pueden ayudarnos a discernir mejor lo nuestro, confrontarnos y sacarnos de la rutina o el acomodamiento. La santidad, se mire como mire, siempre es un desafío.
La oración de Mahatma Gandhi
Mi Señor...
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición a los demás
por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo
ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso
es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza
y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme
y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡Señor... si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!
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