Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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jueves, 5 de marzo de 2009
Thomas Merton: Un mundo de paradojas.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
3 comentarios:
Merton vivió en una época de cambios radicales, y sus escritos son un intento de actualización de un mensaje predicado durante siglos. Aquí parece intentar vincular cristianismo y modernidad, o cristianismo y humanismo. Es el tema vocacional, que desafía siempre a las viejas instituciones. Es una pena que estos profetas no sean más escuchados.
Estoy seguro de que el día que empecemos a entender así la religión, ese día la religión no será cosa sólo de mujeres y de personas mayores. Será sin duda la cuestión capital para todos. Porque la religión dejará de ser la pesada carga que separa y divide, que canoniza a unos y se olvida de otros, que amenaza a casi todos y pone pedestales a no pocos ambiciosos. Entonces la religión empezará a ser el gran Proyecto de la Humanidad.
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Salvando la diferencia de época, y otras distancias, entre Merton y el autor (J.M. Castillo) del escrito que transcribo, creo que van en una línea similar.
“Un estudio reciente de la Fundación Bertelsmann sobre los valores religiosos, ha puesto de manifiesto que la religiosidad está presente en la sociedad como una música de fondo.
La religión dejará de ser “música de fondo”, para muchos, el día que se convierta en “gozo de felicidad”, para todos, el día que los dirigentes y practicantes de la religión comprendamos, de una vez por todas, que la religión se puede vivir de otra manera. Es más, que se debe vivir de forma distinta.
Lo digo sin rodeos: el Evangelio, más que un libro de religión, es un libro que enseña las claves de la vida. O mejor, el Evangelio es el “recuerdo peligroso de la libertad”. Se trata de la libertad que cuestiona nuestros miedos, nuestras represiones, nuestras inseguridades, nuestros irracionales sentimientos de culpa, nuestros desalientos, nuestras cobardías. Y también nuestras seguridades.
Por eso el Evangelio es “memoria subversiva”, que nos descubre horizontes nunca imaginados. Porque nos dice que, cuando hacemos de nuestra vida un proyecto de felicidad, o sea, cuando sabemos aunar los sueños y anhelos de muchos, para fundirlos en sonrisas de alegría compartida, sin reproches ni amenazas, sin yugos que oprimen nuestras espaldas, sino con el disfrute y el encanto de la gran fiesta de todos, entonces - y sólo entonces - estamos entendiendo eso que llamamos “Evangelio”, la Religión de Jesús, el Proyecto de la Humanidad, aquello en lo que todos coincidimos.
Estoy seguro de que el día que empecemos a entender así la religión, será sin duda la cuestión capital para todos. Porque la religión dejará de ser la pesada carga que separa y divide, que canoniza a unos y se olvida de otros, que amenaza a casi todos y pone pedestales a no pocos ambiciosos. Entonces la religión empezará a ser el gran Proyecto de la Humanidad.”
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