Otros han intentado comprender la religión como mera respuesta a los refuerzos, positivos o negativos, que socialmente administra la cultura. También que las conducta religiosa supone una respuesta a determinados tipos de frustración que tienen lugar en la vida; se entendería aquí lo religioso como meramente compensatorio. Hay también intereses políticos y económicos en la religiosidad, o puede responder a un deseo de “respetabilidad”. Se ha comprobado el incremento de actividad religiosa en personas que experimentan un grado notable de soledad personal. La privación sexual parece también encontrar compensación en el ámbito de la experiencia religiosa. Las personas acuden a la religión en momentos de debilidad: enfermedad, riesgo, pérdidas, y también en la vejez. La gente se vuelve más religiosa en la medida en que envejece.
La religión también está asociada a los niveles de conflicto. Ella vendría a pacificar y aliviar los combates que el individuo experimenta en su propio interior. No sería ya tanto compensar, sino aquietar o aminorar un conflicto.
Para Freud: los conflictos originados por la tensión existente entre las pulsiones y las prohibiciones del Superyó serían una causa importante para adoptar una creencia y una práctica religiosa. Freud asocia los rituales obsesivos con la práctica religiosa. Papel de la culpa, vínculo entre angustia, culpa y religiosidad.
Las personas religiosas suelen presentar mayores tendencias auto punitivas que las no religiosas, que suelen ser más agresivas. La actividad sexual es menor en las personas con creencias y prácticas religiosas. También se asocian a lo religioso actitudes autoritarias, o de prejuicio racial. Por última, también las necesidades de comprender los enigmas de la realidad pueden conducir a la experiencia religiosa.
Todas estas explicaciones por separado resultan insuficientes, pero en su conjunto ayudan a comprender y explicar muchos aspectos de la experiencia religiosa, de su riqueza y complejidad.
Porque nos ayuda a integrarnos socio y culturalmente a nuestro medio particular.
Porque encontramos en esas creencias y prácticas una ayuda para asumir los problemas de la vida.
Porque nos empujan a ello nuestros conflictos internos, conscientes o inconscientes.
Porque hallamos en la fe religiosa un sistema simbólico que nos sitúa convenientemente para elaborar nuestra visión de la vida, nuestra jerarquía de valores y nuestra particular respuesta a los enigmas de la existencia.
2 comentarios:
Qué bien sintetizas, Manuel. Además, todas las ideas de este libro me parecen de una gran veracidad y realismo. Se podría decir que hacen un diagnóstico muy exacto de las diferentes etiologías de acercamiento al fenómeno religioso. Me dan ganas de comprarme el libro.
La fotografía del gato también merece un comentario. Simplemente cautivadora.
Imposible leer esta entrada sin asociar de inmediato con la propia experiencia de fe y las repercusiones en nuestra psiquis. Me resulta muy interesante el tema, porque, como dices, ayuda a desenmascarar actitudes falsas y ambiguas de nuestra vida religiosa. Sigue tocando el tema.
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