Seguidores

domingo, 15 de febrero de 2009

La novedad del Evangelio.


"La mayor tentación que nos asalta a los cristianos es que, en efecto, para la mayor parte de nosotros el Evangelio ha dejado de ser noticia. Y si no es noticia, no es Evangelio: pues el Evangelio es la proclamación de algo absolutamente nuevo, perennemente nuevo; no es un mensaje que fuera antaño nuevo pero que ahora tenga dos mil años. Y sin embargo, para muchos de nosotros, el Evangelio es precisamente el anuncio de algo que no es nuevo: las verdades del Evangelio son viejas, arraigadas, firmemente establecidas, inalterables y, en algún sentido, un refugio contra todo lo que es conturbador por ser nuevo... El mensaje del Evangelio cuando se proclamó por primera vez, era profundamente conturbador para quienes querían aferrarse a cánones religiosos bien establecidos, los modos antiguos y aceptados, los modos que no eran peligrosos ni contenían sorpresas.

El Evangelio se trasmite de generación en generación pero debe llegar a cada uno de nosotros completamente nuevo, o no llega en absoluto. Si es meramente "tradición" y no noticia, no se ha predicado ni oído: no es Evangelio.

Si no hay riesgo en la revelación, si no hay miedo en ella, si no hay desafío en ella, ni no es una palabra que crea enteros mundos nuevos, y nuevos seres; si no llama a existir a una nueva criatura, nuestro nuevo yo, entonces la religión está muerta y Dios está muerto".


Thomas Merton.

"Conjeturas de un espectador culpable"

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta entrada tiene que ver con la que has puesto en el otro blog. Se trata de una lectura realmente viva y encarnada del texto bíblico, cosa que pocas veces se hace en la Iglesia. La tradición puede más y ahoga la novedad. Es increíble la visión larga de TM.

Anónimo dijo...

Fabulosa reflexión. Cuando vamos al evangelio para refugiarnos, es cuando estamos perdidos en nuestra fe. Porque el evangelio siempre es riesgo, y al arriesgarnos encontramos un camino apasionante.La pasión estimula, nos arranca a una vida nueva y plena.Liberarnos por la revolución del amor.
Otra de Silvio:
Hoy de mi hacia ti, hoy de ti hacia mi
quiero hacerte un regalo mi niño grande.
Desempolvemos algo las pasiones lejanas
algo de aquellos sueños en ventanas.
Vivamos de corrido, sin hacer poesía,
aprendamos palabras de la vida.

Desnudémonos pues como viejos amantes
que lo mismo de siempre nos quede delante.
Desnudémonos pues como viejos amantes
que se apague la luz y que el sol se levante.

Te quiero salvar de tu desnudez
en pleno centro de la soledad.
Me quiero salvar haciendo revolución
desde tu cuerpo de cristal.

Hoy de ti hacia mi, hoy de mi hacia ti
vamos a hablar en voz muy baja.
Dime lo que te pasa, déjame levantarte,
déjame darte un beso y curarte.
Vivamos de corrido, sin hacer poesía,
aunque no esté de moda en estos días.

Aunque no esté de moda te pido una mano,
mis entrañas no entienden de estética y cambio.
Aunque no esté de moda repite conmigo:
quiero amor, quiero amor,
quiero amor compartido.

Te quiero salvar de tu desnudez
en pleno centro de la soledad.
Me quiero salvar haciendo revolución
desde tu cuerpo por amar.

Anónimo dijo...

Tomas Merton puede expresar con certeza que el Evangelio transforma a las personas porque fue un monje, como se ve en la foto: que oraba mucho, cuántos días y años en silencio contemplativo...muchos.
Aquí Merton aclara que la tentación de hacernos indiferentes a la buena noticia que es el evangelio por aferrarnos a la tradición solamente, no nos lleva por buen camino, nos empantanamos. "Si es meramente "tradición" no es evangelio". La contemplación nos da lugar a descubrir el evangelio en nuestro corazón, también el servicio en el amor al prójimo, la oración y la caridad, lo de siempre, que es cada día nuevo...

Anónimo dijo...

Creo que Merton aprovechó su condición monástica para ser un contemplativo, pero no necesariamente una cosa de sigue de la otra. Muchos monjes no son contemplativos, aun viviendo toda su vida en un monasterio. La contemplación que propone Merton, entiendo yo, es asequible a todos, y supone desarrollar una capacidad espiritual, combinación de apertura interior y gracia. De ese modo el texto bíblico es como una llave maestra, o como una puerta, que al atravesarla nos permite acceder a una dimensión más real de la existencia. Una especie de "despertar".
Angelito.

Anónimo dijo...

Para mí es el peligro de la rutina, de hacer algo repetitivamente hasta que ya no significa nada. Eso pasa con la Escritura. Y también nuestra propia pasividad, aceptar que sea otro quien interprete siempre. Lo nuestro, aceptar. Por mucho tiempo se dijo que la Iglesia estaba formada por 2 grupos: los que enseñan y los que aprenden. Pero, espiritualmente hablando, todos somos maestros y todos discípulos.

Analía dijo...

Pasé. Leí.
Cuanto nos falta a los que nos decimos cristianos empaparnos de la Palabra, creernos que es Palabra viva, que nos habla HOY.
Me quedó pensando. Ni culpa de la tradición, ni de la rutina, ni de una pasividad impuesta... Supongo que habrá que entregarse a un encuentro más auténtico con el Señor.

Manuel dijo...

Creo, querida Analía, que todos los factores que mencionas son importantes, incluido el tuyo. Se han ido mencionando por unos y otros, y cada uno aporta algo básico a la comprensión e internalización de la Palabra.
Yo, preocupado siempre de la parte formativa, pienso que una lectura bíblica sin la adecuada formación y cultura acaba siempre en fundamentalismo, mientras que si falta el entusiasmo de la fe entonces es una lectura vacía espiritualmente, que se queda en la superficie. De ahí que cada factor sea necesario para que la Palabra de la Vida no deje nunca de ser "buena nueva".

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.