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sábado, 15 de enero de 2011

NUESTRO DERECHO A PENSAR

“Definitivamente no soy una parte armoniosa de esta sociedad; pero el hecho de ser considerado como una parte de ella al menos testimonia el hecho de que todavía existe un mínimo de libertad y del poder de expresar los propios pensamientos, aunque lo que uno diga no sea siempre aceptado.
Me parece que probablemente éste sea el sitio el escritor e intelectual cristiano en cualquier parte del mundo. Pienso que tenemos que ser muy cuidadosos con nuestra honestidad y nuestra negación a ser arrastrados por grandes grupos hacia sistemas monolíticos. Tenemos que cuidar y defender nuestra excentricidad, incluso cuando se nos recuerda que se trata de un lujo sacrificable, de una falta de moderación. No lo es, y quienes tratan de hacernos renunciar a nuestro derecho a pensar como nos parezca justo, sufren y se avergüenzan secretamente cuando ubicamos ante sus seducciones o presiones. Inclusive cuando ellos no tienen otra forma de ponderarnos que tomarnos tan seriamente a punto de silenciarnos, que esto mismo da prueba de que debemos testimoniar la verdad.
…Debemos adherirnos a una sabiduría superior que ve posibilidades de comunicación incluso donde es explícitamente rechazada y negada. Esto será posible si no le atribuimos demasiada importancia a nuestro propio “poder” para convencer a otros o de hacer que coincidan con nosotros.. Lo importante es que todos deberían concordar con la verdad, o por lo menos todos deberían admitir la existencia de una verdad que no es propiedad exclusiva de un partido político. Debe notarse que en los asuntos humanos la Iglesia no proclama la definición de una verdad práctica a cada paso, sino que sólo establece principios de ética y justicia que son universales y que todos deben usar para buscar una verdad que pertenece a todos”.

 
Thomas Merton
Carta a Napoleón Chow
26 de diciembre de 1962

1 comentario:

San dijo...

Da directo “en la diana” TM en esta carta, y es claro. Ambas características son habituales en su correspondencia. Creo que no es posible que haya nadie que no se adhiera a lo que se expresa en estas líneas.
Es oxígeno la libertad para pensar y expresar lo que se piensa, imprescindible para que la vida sea eso: vida, y no sólo respiración. En todas las “atmósferas”, incluida, por supuesto, la religiosa.
Para situarme mejor, he practicado algo de “buceo” en la red para ubicar al destinatario, Chow. Y ha sido un encuentro interesante el hallazgo de este intelectual nicaragüense, de raíces chinas, que murió tan sólo hace unos meses.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.