Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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lunes, 15 de junio de 2009
Redescubrir nuestra identidad.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
6 comentarios:
Creo entender que, para Merton, nuestra responsabilidad requiere una nueva creatividad y apertura, una solidaridad sincera con las personas de otras religiones, culturas y tradiciones. En su autobiografía dice: “entraba en un universo moral en el cual me vería relacionado con todos los demás seres racionales y en el cual masas enteras de nosotros… se arrastrarían unas a otras hacia un común destino de bien o mal, paz o guerra”. Y: “de alguna manera, tengo que buscar mi identidad no sólo en Dios, sino también en los otros. Jamás podré encontrarme a mí mismo si me aíslo del resto de la humanidad, como si perteneciera a una especie diferente”.
Para Merton es muy importante la aspiración a la integración final, porque el hombre que ha logrado la integración final ya no se halla limitado por la cultura en la que ha crecido. Dice: "Ha abrazado la "totalidad de la vida"... Ha experimentado... la existencia humana ordinaria, la vida intelectual, la creación artística, el amor humano, la vida religiosa. Trasciende todas esas formas limitadas, al tiempo que retiene todo lo mejor y lo universal que hay en ellas... No solamente acepta a su propia comunidad, a su propia sociedad, a sus amigos, a su cultura, sino a toda la humanidad. No permanece atado a una serie limitada de valores de manera tal que los opone a otros adoptando posturas agresivas o defensivas. Es totalmente "católico" en la mejor acepción de la palabra. Posee una visión y una experiencia unificadas de la única verdad que resplandece en todas sus diferentes manifestaciones, unas más claras que otras. No establece oposición entre todas estas visiones parciales, sino que las unifica en una dialéctica o en una visión interior de complementariedad. Con esta visión de la vida, puede aportar perspectiva, libertad y espontaneidad a la vida de los demás”.
Ciertamente que la pasividad y la indiferencia son negativos, yo diria que una lacra actual. Hasta cierto punto esa tibieza conduce a un cierto tipo de deshumanización. Inhibirse puede constituir la más cruel de la violencias además. Lo antagónico a la responsabilidad y el compromiso.
Antonio
También inteligente la reflexión planteada por A. Torres Queiruga, teólogo de plena actualidad en la prensa española.
“Uno de los riesgos más obvios de toda época de cambio radica justamente en su situación intermediaria: ya no sirve lo anterior, pero aún no se dispone con claridad de lo siguiente. Lo nuevo está presente como posibilidad, pero debe ser elaborado con categorías aún no del todo disponibles. Cuando se trata de cambios globales y profundos, de cambios de paradigma, como es el caso con la entrada de la modernidad, la situación se hace más aguda. Un paradigma no cambia de la noche a la mañana, ni avanza por igual en todos sus componentes. De manera inevitable, en muchas ocasiones conviven elementos nuevos con otros viejos que permanecen por hábito, inercia o falta de elaboración suficiente. Entonces se producen confusiones que pueden llevar a resultados que desconciertan o a conclusiones que quedan a medio camino .
El desconcierto se hace evidente cuando alguien se niega a aceptar el nuevo paradigma, porque entonces juzga las nuevas propuestas desde los presupuestos anteriores. Estas resultan así, por fuerza, o incomprensibles o como una amenaza y negación de la verdad (confundiendo la verdad en sí con el modo de comprenderla en el paradigma anterior)”
Para la Congregación de la Doctrina de la Fe, que es quien ordena y dirige, supone un riesgo para la identidad y continuidad de la iglesia católica toda tesis, postulado u opinión que la tradición es vinculante para la Iglesia, que toda teología debe estar vinculada al Magisterio de la Iglesia y que sólo el Magisterio puede determinar si una afirmación es conforme a la Palabra de Dios; la liturgia debe estar siempre de acuerdo con las normas de fe que impone la Tradición de la Iglesia; y el Ministerio ordenado en sus tres grado responde a la voluntad instituyente de Dios.
Con este talante en nuestro “consejo de dirección”, qué posibilidades restan a la apertura. Me temo que acudir una vez más a la esperanza cristiana.
Eduardo
Además de voces proféticas, inteligentes, como la de TM y otros muchos maestros espirituales, citados por el autor del blog en múltiples ocasiones, en el panorama eclesial del ¡aquí y ahora! son demasiado frecuentes las reflexiones como la que sigue, tomada de un artículo “impresionante” en una web católica, apostólica y romana (Panorama católico internacional), firmado por César Valdeolmillos.
“A pocos se les oculta que España está inmersa en un proceso global de descomposición promovido desde el poder, en el que para perpetuarse en el mismo, se viene atentando con-tra todo tipo de valores con el fin de establecer una sociedad ignorante y como consecuencia, amorfa. Una población que responda dócilmente a la amplificación de las consignas de los que Julián Marías dio en llamar “medios de desinformación”. Pero, como paso previo para lograr este objetivo, previamente es preciso, primero desacreditar y por último liquidar, cualquier tipo de obstáculo que se cruce en el camino trazado por ese poder: oposición política, leyes naturales, raíces, tradiciones, estructura del tejido social y por supuesto la Iglesia, sostén de los más trascendentales valores éticos y morales de nuestra civilización. Y para alcanzar este propósito, parece que cualquier procedimiento es válido…” y sigue, con adornos cada vez mejores. Pablo.
Este texto que nos comparte Pablo me hizo recordar un famoso "Diccionario de Ateísmo"publicado en Cuba en la década de los 80, de procedencia sovietica; utilizaba ese mismo formato para describir a las Ordenes religiosas católicas. Es la "ideología-ficción"que nos hace ver la realidad deformada, y no según tal cual es, y además hace coincidir extrañamente los extremos más distantes. En los tiempos en que la Iglesia tenía mano en todo, y estaba detrás de los poderes políticos en muchas ocasiones, las cosas no eran mejores que ahora, ni se respetaban los valores que ahora convierten algunos en estandartes.
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