Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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sábado, 13 de junio de 2009
CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
6 comentarios:
Comparto esta Oración Eucaristica Ciclo B de la Liturgia Latinoamericana(creo).
Confesamos, Señor,
que andamos preocupados por el alimento perecedero;
nos preocupa el sustento diario.
nos preocupa la fatiga y el hambre (del tercer Mundo) de nuestro Pueblo.
Nos preocupa el alimento que no llega para todos
y el alimento que sobra , pero no se reparte.
Jesús multiplicó el pan para los pobres
e hizo repartirlo entre todos los que había.
Si unos pasan hambre mientras otros se hartan ,
eso no es comer la cena del Señor.
Ayúdanos, Dios nuestro, con tu Espíritu
para que el amor de Jesús viva en nosotros y nosotros en Él.
Danos desprendimiento y fuerza para de compartir;
que seamos unos para otros Pan que alimenta y alegra,
para que al celebrar la Eucaristía
no sea nuestro egoísmo desprecio de los otros.,
ni avergonzemos a los que no tienen.
Padre del Cielo, danos a todos el Pan de la Vida
y el alimento de cada día.
haz que nuestra Iglesia se renueve a la luz del Evangelio
y que comparta con los pobres todo su ser.
Consolida en la Unidad al Papa
y a todos los Obispos de la iglesia.
Acuerdate, Padre, de nuestros hermanos
que murieron en la paz de Cristo;
y llévalos a la plenitud de la vida en la resurrección.
En comunión con la Virgen y los santos,
te invocamos Padre, y te glorificamos.
es nuestro deseo celebrar constantemente la acción de gracias a tu bondad,
en nombre de Nuestro Señor Jesucristo
y en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.
Amén."
Cuando leí la que compartía San en el otro post, me animé.Es clara ,linda y dice mucho de la Eucaristía.
Me gusta tu reflexión, Manuel. Haces una hermosa aproximación intimista al tema Eucarístico y una buena exposición de la tradición piadosa del Corpus.
Creo que en la adoración al Santísimo, como en todos los ritos, liturgias y devociones piadosas, influye la imagen que tenemos de Dios. Para mí es Padre, Amor, Amigo, por eso prefiero abrazarlo, de pie y a corazón abierto, en lugar de ponerme de rodillas con la vista fija en el suelo. Y alabarlo y celebrarlo (en la misa y en la vida) amando, compartiendo y sirviendo, con todas las limitaciones que como ser humano tengo.
Es preciosa la imagen que nos da Juan de la Cruz:
"Porque aún llega a tanto la ternura y verdad de amor con que el inmenso Padre regala y engrandece a esta humilde y amorosa alma, que se sujeta a ella verdaderamente para la engrandecer, como si Él fuese su siervo y ella fuese su señor, y está tan solícito en la regalar, como si Él fuese esclavo y ella fuese su Dios. ¡Tan profunda es la humildad y dulzura de Dios!” .
Es un detalle importante el hecho de que en la Iglesia católica oriental no haya sagrarios, es decir, no se venera la foma consagrada con solemnidad, sino que simplemente se guarda para casos de personas enfermas a las que se lleva la comunión. Por supuesto, tampoco hay exposición del Santísimo; lo esencial es la celebración eucarística, en la que la Presencia de Cristo adquiere la mayor solemnidad. Esto nos dice que la fiesta de hoy debe verse siempre con relatividad, que no es algo de las esencias, sino un aspecto cultural religioso, devocional, pero en buena medida prescindible a la hora de valorar que es lo esencialmente católico y que no. El amor a la eucaristía, SI; las procesiones, lujos, excesos barrocos, NO.
Comparto el siguiente texto de T.M. que puede iluminar para ir integrando todos los aspectos de la eucaristía en nuestras vidas:
"Nuestra respuesta al amor de Cristo por nosotros en la Santa Eucaristía es vivir una vida eucarística plena y bien integrada. En una vida así, la comunión, la adoración, la caridad fraterna y la participación activa en la liturgia no han de verse como "prácticas" separadas y sin relación unas con otras. Deberán reunirse en un foco supremo sobre el misterio central de nuestra fe: nuestra participación en la muerte y resurrección de Jesucristo". De "El pan vivo", Tomas Merton
Si la Adoración al Santísimo Sacramento no la separamos de la comunión y el servicio, llega a ser una fuente de luz y ánimo siempre renovado en el corazón de la Iglesia.
El peligro de sustentar demasiado la fe en tradiciones y devociones heredadas es que terminaría, entre las personas cultivadas, en la indiferencia y, entre las sencillas, en la superstición. A esa necesidad se refería ya en los años sesenta del siglo pasado K.Rahner cuando advertía: “el hombre piadoso”, “el hombre religioso”, “ el cristiano de mañana será místico o no será cristiano”. Una mística de la cotidianidad, de ojos abiertos.
Roberto
La fiesta del Corpus, establecida por el papa Urbano IV, en 1264, por inspiración de una religiosa visionaria, Juliana de Lieja, se consideró, en el s. XIII, como la máxima exaltación de la eucaristía. Pero en realidad fue el último eslabón de una cadena de hechos que terminaron deformando el significado fundamental de la eucaristía en la Iglesia.
Pablo
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