Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
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miércoles, 10 de junio de 2009
Vocación y mundo moderno.
Ser parte de todo...
-Thomas Merton-
Santidad es descubrir quién soy...
“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).
LA DANZA GENERAL.
Thomas Merton.
ORACIÓN DE CONFIANZA...
“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros
Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.
3 comentarios:
Muy interesante el fragmento que recoges, Manuel. El tema de la vocación es uno más en el que los esquemas eclesiales del pasado deberían transformarse. Y Merton, hace décadas, ya era consciente de ello.
Hace poco leí este artículo sobre las vocaciones en Atrio. Creo que también es interesante y aporta una visión renovadora. Dejo algunos fragmentos:
(…)”De modo que yo no “recé” por las vocaciones. Y no sólo porque pienso que, por muy humano que sea pedir, no necesitamos pedir nada a Dios -El se da enteramente, El es puro don, y orar es recibirlo y ofrecerlo a los demás-, sino también porque considero que la Iglesia no necesita “vocaciones” en el sentido habitual del término.
El lema de la jornada de este año podía entenderse de otra forma: “La vocación al servicio de la Iglesia comunión”. Pero no, seguía significando lo mismo de siempre, y Benedicto XVI se encargó de dejarlo muy claro en su homilía: “Todos los bautizados están llamados a contribuir en la obra de la salvación. Ahora bien, en la Iglesia hay algunas vocaciones especialmente dedicadas al servicio de la comunión. El primer responsable de la comunión católica es el Papa, sucesor de Pedro y obispo de Roma; con él son también custodios y maestros de unidad los obispos, sucesores de los apóstoles, ayudados por los presbíteros. Pero también están al servicio de la comunión las personas consagradas y todos los fieles“. “Todos los fieles” también, por supuesto, pero al final y en montón. Los que no tienen vocación especial que reseñar son simplemente “fieles”, o “laicos”, y son los de abajo, son los últimos. O son ovejas. Y conviene que sean muchas, para que así clérigos y religiosos sigan teniendo una tarea “sagrada”, un “estado” especial, un rango superior. Para que los sacerdotes sean pastores del rebaño y los religiosos, “consagrados a Dios” por sus votos, sean sus modelos.
De modo que, si hubiera que pedir, pediría que no hubiese tales vocaciones que dividen la Iglesia en tres, que separan a Dios del mundo y segregan a los clérigos de la masa de los “laicos” y a los religiosos del montón de los “seculares”.
Pienso que a Jesús no le gustaría hoy pedir a Dios vocaciones de pastor. ¿Pero acaso no habló Jesús de ovejas y pastores? Sí, pero por eso mismo tantas veces corrigió la imagen, diciendo que sólo es buen pastor el que da la vida, no el que la quita, y diciendo también: “No llaméis a nadie padre (¡cuánto menos “papa”!), no llaméis a nadie señor (ni “monseñor”), no llaméis a nadie maestro. Todos vosotros sois hermanos” (Mt 23). No sois ovejas, no necesitáis pastores. Sólo Dios es pastor, pero muy diferente de los pastores.
Pienso, pues, que la iglesia católica romana debiera superar de una vez el concepto clerical o gregario-pastoril de iglesia y de vocación. Pienso que las Congregaciones Religiosas debieran dejar de gastar tantas energías en buscar y atraer “vocaciones” para sobrevivir, sino a algo más estimulante: a dar aliento y consuelo a las gentes allí donde están y como son, a ayudarles a vivir lo que viven y hacen como vocación santa de Dios.
Ciertamente, no me reconozco en la definición que la teología y el Derecho Canónico siguen ofreciendo del “sacerdocio” y de la “vida religiosa” y de sus “votos”. Quiero asumir en paz todas mis contradicciones y seguir caminando libre, y estar abierto.
Y donde digo “Dios”, ponga cada uno el nombre que quiera, o no ponga ninguno. Más allá de todos los nombres, Dios lo llena todo, y todo lo ensancha. Dios es intimidad y anchura. Quiero respirar a Dios e infundir algo de su aliento. Y me alegra pensar e incluso sentir de alguna forma que ésa es la vocación de todos los seres humanos con religión o sin ella, en una iglesia u otra. Todos los seres son hermosas palabras que Dios pronuncia. “Dios dijo y existieron”. Y a todas las atrae con su secreta vocación. Son sacramento de Dios cada una en su forma.
Amiga, amigo: vive como vocación divina.
José Arregui (sacerdote franciscano, profesor de teología). Artículo publicado en Atrio.
A estas alturas aún hay muchos que no se dan cuenta de que la preocupación de reflexionar sobre la fe, a partir de presupuestos culturales nuevos, al contrario de lo que prejuzgan, renueva la posibilidad de adhesión espiritual para una multitud inmensa de seres humanos que no consigue ya acoger el mensaje del reino de Dios si viene de una Iglesia autoritaria y cerrada en su dogmatismo. Pablo
Un sistema institucional, incluido el eclesial, que no dialogue con la cultura del está abocado al fracaso. La fe y la espiritualidad no son apartes de la humanidad, son y están en ella. Sería necesaria menos ortodoxia y más orto praxis. La teología no es otra cosa que interpretación, urge que se ponga al día, dialogando con la sociedad y con el hombre de hoy.
Roberto
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