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jueves, 11 de junio de 2009

Modernidad y pensamiento cristiano.


El Concilio Vaticano II fue un intento por parte de la Iglesia, o al menos por una buena parte de ella, por acercarse al mundo moderno sin prejuicios. Hoy es evidente que hay un fuerte movimiento de rechazo y revisión de aquel momento que vivió la Iglesia en el pasado siglo XX. Aquí nos quedamos con el intento, loable, necesario, fundamental para entender la realidad que Merton describe a la hora de valorar la situación vocacional de su tiempo, válida también para pensar en el nuestro. Creo que Iglesia y Mundo aparecen confrontados siempre, y que han de aprender siempre uno del otro. Merton dice: estamos en el mundo, también nosotros somos modernos; invita a descubrir de qué manera podemos aprovechar nosotros las nuevas ideas para renovar la vida religiosa. Creo que hay elementos tradicionales que responden a una comprensión del ser humano muy diversa a la que hoy tenemos, y creo que la modernidad trae importantes signos de crecimiento y maduración del ser humano que no pueden desconocerse a nivel eclesial. No obstante, Merton apunta luego que "debemos conservar nuestro desapego y nuestro sentido de la proporción. Al abrir nuestra mente al pensamiento moderno debemos tener en cuenta sus limitaciones y sus propios riesgos. Sobre todo, debemos tener conciencia de sus complejidades, sus variaciones, sus confusiones, ya que el pensamiento moderno no es una unidad armoniosa. El hombre moderno no está de acuerdo consigo mismo. Carece de voz orientadora, tiene miles de voces, miles de ideologías que compiten por atraer su atención mediante una Babel de lenguajes. Nuestra responsabilidad para con el hombre moderno va mucho más allá de simplemente jugar juegos con él, aprender parte de su jerga para decirle lo que imaginamos que debe oír. Nuestra responsabilidad para con él empieza por nosotros mismos"

Es decir, no se trata de que asumamos la realidad pasivamente, sin sentido crítico, ni que tampoco condenemos y rechazamos todo lo nuevo, descalificando o demonizando. No. La espiritualidad, y en este caso la cristiana, tiene un lugar necesario e importante en el mundo. Jesús le llama "levadura" y le llama "luz". Debemos ayudar a que el ser humano encuentre su verdad, la que da sentido a la existencia. Pero para hacerlo, dice Merton: "Debemos reconocer que sus problemas también son los nuestros y dejar de imaginar que vivimos en un mundo totalmente diferente (aquí se refiere exactamente a la vida monástica, o a la vida consagrada). Debemos reconocer que nuestros problemas comunes no pueden ser resueltos con meras respuestas lógicas y menos aún con pronunciamientos oficiales". (Con cuanta frecuencia lo hacemos).

Así, Merton resume lo anterior de este modo: " Al tomar en serio el temperamento moderno, no debemos aceptar todos sus mitos e ilusiones sin cuestionarlos o terminaremos repitiendo consignas sin significado, sustituyendo con sociología, psicoanálisis, existencialismo y marxismo, el mensaje del Evangelio. Debemos utilizar los descubrimientos del pensamiento moderno sin engañarnos a nosotros mismos".

4 comentarios:

SAN dijo...

En definitiva lo esencial es Cristo y su Palabra. No importa tanto en que tiempo conjuguemos nuestras ideas, como el modo de hacerlo. Deberíamos apostar por conjugar amando, y sintiéndonos amados. Creo que con eso todo cambiaría: la memoria del pasado, la realidad del presente y la perspectiva del futuro.
Amar la gracia delicada
del cisne azul y de la rosa rosa;
amar la luz del alba
y la de las estrellas que se abren
y la de las sonrisas que se alargan....
Amar la plenitud del árbol,
amar la música del agua
y la dulzura de la fruta
y la dulzura de las almas
dulces..., amar lo amable, no es amor:
Amor es ponerse de almohada
para el cansancio de cada día;
es ponerse de sol vivo en el ansia
de la semilla ciega que perdió
el rumbo de la luz, aprisionada
por su tierra, vencida por su misma
tierra... Amor es desenredar marañas
de caminos en la tiniebla:
¡Amor es ser camino y ser escala!
Amor es este amar lo que nos duele,
lo que nos sangra
por dentro.
Es entrarse en la entraña
de la noche y adivinarle
la estrella en germen... ¡La esperanza
de la estrella!... Amor es amar
desde la raíz negra.
Amor es perdonar; y lo que es más que perdonar, es comprender...
Amor es apretarse a la cruz, y clavarse
a la cruz,
y morir y resucitar.
¡Amor es resucitar!
Dulce María Loynaz, “Amor es…”

Inés García, aci dijo...

Gracias por el blog, y que Cristo hecho Pan de Vida, Sacramento y Presencia, siga animando la fe y la entrega de todos los que pasamos por acá.

Anónimo dijo...

Todos los tiempos humanos tienen luces y sombras. En la era postmoderna las hay y afectan al hombre y a su experiencia espiritual. La iglesia de ahora está constituida por hombres de ahora y su diálogo tiene que entablarse con estos hombres y este tiempo. Las verdades y tradiciones inmutables son muy pocas, las interpretaciones y los cánones que se han sumado con nombres y fechas todo lo demás.

Anónimo dijo...

El cristianismo siempre será insustituible, pero sí que puede ser compatible con muchos ideales y pensamientos.
Carlos

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.