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domingo, 20 de junio de 2021

THOMAS MERTON Y TERESA DE JESÚS

Existen unos rasgos similares en las personalidades de Teresa de Jesús y Thomas Merton que dan pie a similitudes y coincidencias que van más allá de lo anecdótico y que marcan sus vidas y las llevan por unos derroteros que ellos jamás pudieron prever iban a configurar el desarrollo de su conversión a Dios y a la vida consagrada. 

1. Don de escribir y capacidad de manifestar. Tanto Teresa de Jesús como Thomas Merton recibieron el don de la escritura y la capacidad de relatar y manifestar sus experiencias. Es también cierto que a lo largo de su vida los cultivaron con pasión y disfrutaron haciéndolo, hasta que se trasformaron en ellos en una vocación más dentro de la primera y original de entregarse a Dios. En el caso de la monja carmelita y del monje cisterciense nos encontramos ante dos escritores extraordinarios, cuya maestría en el escribir y relatar va unida a un proceso vital y personal que les acompaña siempre, hasta transformarse en algo espontáneo y hasta necesario para ellos.

 2. Capacidad de introspección y sentido de la realidad. Una y otro, llegado el momento, sienten la necesidad de escribir su autobiografía. En realidad, tan pronto se encuentra con Dios, Teresa corre a reunirse con sus monjas para contárselo. “Y como prueba de ello ahí está el Libro de la vida, que es sin duda uno de los libros más extraordinarios, inclasificables y deleitosos que se han escrito en nuestra lengua… una Sherezade celeste es lo que Santa Teresa soñaba ser”. Cuando Thomas Merton se decide a escribir La montaña de los siete círculos solo tiene en mente algo muy claro: el libro es “un himno de fe positiva cantado en medio de una tormenta de un mundo sin sentido que busca sentido a las cosas, un libro que puede ser leído por hombres de cualquier creencia o por los que no tengan ninguna”. Las dos autobiografías son obras apasionadas. 

3. La contemplación se desborda en compasión por el mundo. Ambos son contemplativos “institucionalmente”, aunque pertenecen a dos órdenes religiosas cuyo programa contemplativo es diferente en metodología espiritual y prácticas ascéticas diarias. Ambos descubren y reconocen, tras un doloroso proceso de búsqueda y conversión, su vocación al silencio, a la oración continua, a la contemplación. Teresa encuentra todo eso “en el seno de la Iglesia” (no puede vivir sin sentirse dentro del misterio de la comunión de los santos), y Thomas Merton halla su “revelación” y epifanía vocacional en la esquina de la calle Cuarta con Walnut. Ambos viven sobrecogidos por el misterio de ser hombres e hijos de Dios

4. La búsqueda espiritual y el desarrollo místico requiere etapas. Para Thomas Merton el itinerario espiritual y su trabajo se centra en la “búsqueda del verdadero yo” en Dios. Para Teresa en la búsqueda “de la morada interior donde el yo vive con Dios”.

Francisco R. de Pascual

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.